Esta trivialidad que el autor toma prestado, en el horror de la guerra; no tendría razón de mí, a la manera de Hanna Arendt. Un malestar reinaba y continuaba a pesar de todo, consagrándosele el beneficio de duda, siendo impregnado todavía por las peregrinaciones en su libro "Mr Calvino". A la desesperación de estar en la centésima página sin una llave de comprensión; en la página 109: no me abandonó con la occurencia del personaje de Klaus Klump
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