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Se trata de un libro narrado con un estilo ágil y rápido, pero al mismo tiempo crudo, que va directo al lector, escrito en dos hilos temporales diferentes. En uno de ellos se nos cuenta la historia de Sarah, donde la autora utiliza la tercera persona como estilo narrativo, y con los capítulos escritos en cursiva. Cuando estemos leyendo la historia de Julia, la otra protagonista, Tatiana de Rosnay pasa a narrarnos la novela en primera persona, para que el lector se sienta más cercano al personaje y se pueda introducir de lleno en la búsqueda de la verdad sobre los interrogantes que quedan alrededor de Sarah, ya que ambas historias confluyen en una sola hacia la mitad de la novela. Los personajes centrales del libro son básicamente Sarah y Julia: dos personajes sin nada en común, aparentemente, que se encontrarán a través del tiempo y que se ayudarán mutuamente a sacar a la luz aquello que permance silenciado. Dos personajes fuertes y bien perfilados dentro de la novela. La llave de Sarah es un libro duro, triste en ocasiones. Describe las horribles situaciones por las que tuvieron que pasar esas personas desde el momento de la redada y el confinamiento en el Vel d'Hiver, hasta el posterior paso por los campos de tránsito como Drancy, para llegar al que sería su destino final en los campos de exterminio. Una masacre que, a día de hoy sigue horrorizando por su desmedida crueldad, locura colectiva, y sobre todo, por la pasividad de las grandes potencias mundiales que, sabiendo lo que ocurría, miraban hacia otro lado. Pero sobre todo es una novela que hay que leer, ya que la historia de Sarah te tocará el alma. |
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