Lo que hago no es más que pedir cosas ya imposibles, no es más que refunfuñar. Pero, aunque así sea, tampoco habrá nada malo en tratar de saber hasta qué punto estamos saliendo perjudicados si comparamos nuestra situación con la de los occidentales. Al fin y al cabo, por decirlo de algún modo, Occidente ha llegado hasta nuestros días siguiendo su curso natural mientras que nosotros, que hemos topado con una civilización superior y hemos tenido que aceptarla, consiguientemente hemos echado a andar en una dirección diferente a la marcada por nuestro desarrollo pasado a lo largo de miles de años, hecho del que, entiendo, se derivan muchas incomodidades e inconveniencias.
|