Tras la muerte de su madre, Jing Mei ocupa su lugar en la mesa de mahjong en el Club de la buena estrella, fundado por su madre cuando llegó a Estados Unidos junto a otras tres mujeres chinas donde mantener las tradiciones de su país, comer, charlar, hablar de negocios y por supuesto, jugar a mahjong. Una versión del primer club que fundó en China para sobrellevar las penurias que estaban viviendo. «¿Qué era peor, nos preguntábamos entre nosotras, sentarnos y esperar la muerte con el rostro apropiadamente sombrío, o buscar una manera de ser felices a pesar de todo? » La historia está narrada en primera persona por cada una de estas mujeres y de sus hijas a través de capítulos individuales. Conoceremos sus vidas antes de salir de China, sus circunstancias y su llegada a Estados Unidos y la brecha generacional que se abre entre ellas y sus hijas, chinas en apariencia pero norteamericanas en el interior. El libro trata muchos temas pero creo que sobretodo se centra en la relación entre madres e hijas. La incomprensión mutua y la pena de las madres al ver como se pierden sus orígenes. He disfrutado y sufrido esta lectura a partes iguales. Está llena de belleza pero también de tristeza y algunos capítulos son muy duros. |