Kamikaze girls: Una historia de Shimotsuma

En la pasada edición de la feria "¡Hostia, un libro!" me hice con este volumen un poco por casualidad, lo típico que vas paseando por los puestos y te encuentras con algo que llama tu atención y solo hace falta un empujoncito de la editora para convencerte de que lo compres. El caso es que, aunque leo muchas cosas japonesas, la temática de esta novela no me pegaba en exceso, pero finalmente ha sido una grata sorpresa.

Momoko es una estudiante de instituto que vive obsesionada con el movimiento estético de las “lolita”, de modo que viste como si fuese un pastel (con cien mil volantes, cofias, etc., todo ello de la tienda Baby, the stars shine bright) y trata de emularlas también en la actitud, lo cual consiste básicamente en ser lacia, poco práctica, mirar a los demás por encima del hombro y no querer trabajar. Debido a la separación de sus padres y a los negocios de falsificación de Versace a los que se dedica su padre, Momoko se ve viviendo en un pueblo perdido de la mano de Dios, rodeada de yankees, que es como llaman a los jóvenes rebeldes que visten estilo americano (y que para Momoko son unos paletos).

Para conseguir dinero para comprar sus modelitos, Momoko pone un anuncio de venta de falsificaciones de Versace, al que responderá Ichigo, una yankee integrante de una banda de chicas moteras. Y, a pesar de parecerse lo mismo que un huevo a una castaña, ese será el principio de una curiosa amistad, aunque Momoko se niegue a verla de ese modo. Juntas vivirán la búsqueda de un bordador de leyenda, pasando por el éxito en los pachinko y los paseos moteros, todo muy extravagante.

Suena loco el argumento, ¿verdad? Pues lo es, pero al mismo tiempo resulta muy divertido por la diferencia de caracteres entre ambas y las vivencias y modo de ver la vida de cada una. He visto que hay también una película, quizás podáis optar por esa opción si os da pereza leer, pero en mi caso ha sido una grata sorpresa por tratarse de una lectura muy diferente a las que estoy acostumbrada.