Sangre de mi sangre

Renunciar a la propiedad del cuerpo, de la mente, que son las únicas propiedades con que todos los seres humanos contamos desde el nacimiento, es el primer destello del mal al fondo del precipicio.

Queremos que las parejas nos transfieran sus cualidades, sus fortalezas, pero la fortaleza lleva adherida su debilidad complementaria, su lado oscuro. Queremos la fortaleza sin la debilidad.

Cuando uno no consigue llevar una situación hacia un punto de equilibrio, se abre paso una irresistible necesidad de llevarlo al exceso.

No se hacen tratos con el dolor. El dolor manda.

Lo que suele considerarse una niña buena es, en realidad, una niña mansa a la que se manipula con facilidad. Las niñas buenas algún día descubren lo que hay debajo de la etiqueta que les pusieron los demás, y entonces viene la pena o la rebeldía.

Cuando alguien te la juega, te la volverá a jugar. Por eso, si necesitas ayuda, alguien a quien nunca se la has pedido es siempre mejor opción que alguien que una vez te traicionó.

Cuando intentas salvar a otros, siempre estás intentando salvarte a ti mismo.