El perfume

Sin importar la monstruosidad del personaje, de que es una historia de asesinatos y muertes, El Perfume es uno de los libros que me son entrañables. Quizá como el propio Grenouille, aunque a mucho menor escala, atesoro -como él los olores y aromas-el recuerdo de la primera vez que me topé con el libro: estaba yo en la biblioteca de la universidad, rondando por la sección de literatura, cuando tomé el libro, atraída por el título y leí la primera hoja: quedé fascinada. En principio reí, luego me dio un asco tremendo porque pude aspirar los olores de París, en un día de verano y de mercado, en el siglo XVIII. ¿Qué clase de libro podía transportarme, en su primera página, a un mundo lleno de olores, y horrores?

Volví a esta historia varias veces durante mis años universitarios, todo el tiempo fascinada por el personaje de Grenouille, o más bien, por su único talento -la capacidad de identificar, clasificar y recordar todos los aromas del mundo. Sin embargo, al tratarse de un hombre algo parecido a un psicópata, cualquier lazo para Grenouille era incomprensible y por ende, el olor humano (del que él carecía) era sólo un medio para un fin, mismo que descubriría mucho tiempo después, tras ser explotado por un curtidor de pieles, un perfumista italiano fracasado y un aislamiento de siete años: su único propósito sería crearse una fragancia que le diera identidad.

Los crímenes de Grenouille son abominables -es un asesino en serie al estilo de Criminal Minds y sin embargo, lo que más me gustó, fue la exploración del mundo de los olores: si bien hay unas descripciones vívidas de aromas espantosos, también los hay de aquellos agradables, aquellos que de golpe nos llevan a evocar el pasado y sentimientos de nostalgia, dulzura, protección. Antes de leer este libro ya creía en que un aroma nos puede recordar a la persona amada, a una tarde que hemos pasado con nuestro libro favorito, o momentos de felicidad. Y Süskind plasma a la perfección este poder de los aromas, buenos y malos, y crea ese mundo donde un hombre es capaz de atraparlos y llevarlos siempre en su memoria olfativa. Una de las escenas más memorables para mí, es cuando Baldini se queda solo, listo para aspirar la fragancia que el pequeño Grenouille ha creado para él, la Nuite Napolitane con la cual el perfumista se remonta a Italia, a una noche de verano, con el recuerdo de una mujer de cabello negro que le decía que lo amaba... Todo a través de un solo aroma.