—Sigue gruñéndome, ríñeme, llámame la atención cada vez que me pase y cuando haga alguna estupidez. Haz lo que tengas que hacer, aunque nos peleemos. Pero no quiero que me saques de tu vida.
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—Sigue gruñéndome, ríñeme, llámame la atención cada vez que me pase y cuando haga alguna estupidez. Haz lo que tengas que hacer, aunque nos peleemos. Pero no quiero que me saques de tu vida.
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—Pensaremos cuáles son las opciones que mejor se adaptan a ti. Quedamos una tarde y lo vemos. —No soy nada bueno tomando decisiones. Soy un ser incoherente y lo más indeciso del mundo. —Me he dado cuenta. —Soy bastante desastre. —Y aún eso, me gustas. Wesley suspiró. |
—Somos los signos que peor se llevarían del mundo. Él se aferra a las reglas como a un clavo ardiendo y tú sabes lo mucho que yo odio cumplirlas. Y, además, a los capricornio les gustan las relaciones superprofundas.
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—¿Nuevo novio a la vista? Wesley suspiró. —No, me he hartado de eso. Ya no me vale cualquiera. —¿Buscas al definitivo, entonces? —Es que me encantaría poderle decir «te quiero» a alguien. |
«Eres todo risas y diversión, pero estás vacío por dentro»
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—Me encantaría que el chico maravilloso con el que estoy saliendo me dejara referirme a él como «mi novio».
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Mi vida tampoco sería la misma sin ti.
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—¿Y qué tipo de beso ha sido? —Uno que dice: me gusta sentirme protegido en tus brazos. Ahora lo que quiero es tu amistad. Ese tipo de beso. |
¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?