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Desde que “oí” hablar de este libro lo tenía en mi lista de deseos. Japón siempre me ha atraído, su cultura, su historia, sus tradiciones. Son tan distintos a los occidentales que se me hacen misteriosos e interesantes. Así que no, no es solo por el manga xD. Y Tinta cumplió con mis expectativas. Me mostró un Japón un poco más desde dentro, con muchos detalles que desconocía (la verdad es que desconozco mucho, muchísimo) de la vida diaria (comidas, clases, itinerarios, formas de transporte, etc.) que casi me parecía pasear por Shizuoka al lado de la protagonista. La protagonista, Katie, acaba de trasladarse desde Estados Unidos a Japón para vivir con su tía tras la muerte de su madre. No solo es un cambio en su vida familiar, sino que parece que toda su vida está patas arriba y tiene que empezar de cero. Realmente tiene que ser más que abrumador mudarte a la otra parte del mundo y tener que aprender incluso a hablar. Katie solo quiere volver y vivir con sus abuelos, pero de momento no puede ser. Va a un instituto japonés que es igual que los que vemos en los mangas, con los chicos y chicas con esos uniformes (que a mí me parecen bastante ridículos, la verdad) y con esas actividades extraescolares tan extrañas. Pero sí que me ha dado mucha envidia la protagonista al ir a clases de kendo, me encantaría aprender (bueno, igual ya estoy un poco talluda xDD), debe ser que esto de llevar cuatro años en Tai-Chi me está influyendo, pero es que me gustan las espadas… Y por otro lado tenemos a Yuu Tomohiro (esto del nombre al final siempre me despista), el chico guapo y problemático. Ese que hace que nuestra Katie haga locuras por él pero necesite estar a su lado. Tomohiro es un Kami, una especie de descendiente de dioses ancestrales. Pero ese poder parece reaccionar a la presencia de Katie y se descontrola. Los bolígrafos explotan, los dibujos cobran vida y, a veces de forma muy peligrosa… Pues a esto añadid un toque de Yakuza, amigos que no saben tener la boca cerrada y tienen cerebro de mosquito y dioses que se creen con el poder de hacer y deshacer a su antojo sin preocuparse de nada de lo que les rodea… tendréis la primera entrega de esta trilogía. Si es cierto que tiene bastantes estereotipos de novela juvenil pero la forma de escribir de Amanda Sun resulta refrescante y entretenida por lo cual, en mi caso, no me han molestado para nada. Se nota un gran trabajo de documentación detrás del libro que para los que desconocemos la cultura japonesa ha sido una delicia. Katie, a pesar de sus miedos, es un personaje bastante impulsivo e irreflexivo. Se mete en cada berenjenal que no sé cómo se atreve. Su curiosidad resulta, a veces, demasiado ficticia. Pero si no fuera así igual no tendríamos historia que contar así que mejor pensar que es valiente y atrevida. Los secundarios, excepto un par (Jun e Ishikawa) pasan bastante desapercibidos. Tanto los amigos del instituto como la propia tía de Katie. Imagino que en las próximas entregas darán más juego al argumento, porque en este casi ni se les ve. Aun con todas sus carencias, Tinta es una buena historia que te mantiene pegada a sus hojas con mucho interés. Quedan pendientes muchas incógnitas por resolver, pero que imagino irán saliendo a la luz en próximos libros. Y, por encima de todo, resulta bastante innovador mezclar culturas tan diferentes y lo antiguo con lo nuevo para llevar a buen puerto la historia amor de estos dos jóvenes que lo tienen absolutamente todo en contra. Y también tengo que comentar que no solo la portada es preciosa, que lo es, son que su interior está repleto de dibujitos preciosos que hacen de la edición algo muy bonito y especial. Os recomiendo su lectura. Una pena que, una vez más, no se continuara publicando su continuación... Enlace: https://lecturadirecta.blogs.. |
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