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Crítica de soniagpan


soniagpan
21 March 2021
No conocía la obra de Jaume Subirana y me ha sorprendido encontrar una poesía tan pura, desnuda y a la vez tan elocuente.
En primer lugar, he de decir que uno de los grandes aciertos es esta edición bilingüe de Árdora ediciones, en catalán y castellano, que nos ayuda a aquellos que no tenemos un pleno dominio de la lengua catalana, pero que a la vez nos permite descubrir la belleza sonora y la musicalidad suave del original.
Se trata de una antología de sus siete libros de poesía, donde los poemas se engarzan en un contenido común: la poesía de Subirana está ligada a la observación de la naturaleza, en un intento de captar toda la esencia a través de los sentidos y convertir esas sensaciones en palabras. Un instante, un segundo de conexión con la naturaleza, son captados en poemas breves y concentrados en su mayoría (recordando a los haikus). Así, por sus páginas aparecen retazos de momentos de pesca o la tranquilidad y el silencio de un paseo, que se perciben en palabras muy escogidas. A veces son pequeños gestos cotidianos, que parecen diluirse, pero que al poeta toca rescatar del olvido a través de la palabra (I si escrivim per recordar / allò que encara no sabíem?)
Precisamente, esa compleja labor del poeta consiste en encontrar la palabra exacta, por la inefabilidad misma del momento, en un intento de dar nombre a las cosas, que nos recuerda unas veces a Juan Ramón Jiménez; otras, a Emily Dickinson, por ese lenguaje solo evocado.
Con un estilo desnudo y un lenguaje despojado, casi primitivo, la puntuación se rompe y la gramática se adapta a la propia naturaleza. Lo vemos en versos como estos: “Cada paraula és germinal. / Cada poema, un peix a la senalla.”
Algunos poemas, como Escrit al aigua, dejan entrever esa ósmosis tranquila entre el poeta y su poesía con la naturaleza. O aquel otro en que nos desvela su Ars poética: “l'enigma és donar forma/ a l'aigua, a la paraula”.
Cualquier elemento de la naturaleza tiene su propio lenguaje, como en Signes: “El gat fa piruetes sobre l'herba / i són frases sagrades que s'esborren/ mentre me les escolto, analfabet.” Surge entoces la imposibilidad de contar con palabras, la inefabilidad ante el espectáculo de la naturaleza: “Ara voldria escriure i sóc tan sols/ un lleu soroll als arbres”.
Sin duda, muy recomendable la poesía de Subirana, por la necesidad misma de un tipo de poesía vuelta al origen, surgida del reposo y de la inteligencia. Un pequeño libro para disfrutar de la lectura lenta y meditada.

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