El niño que quería construir su mundo

Sin duda es una novela que te toca el corazón, está basada en la propia experiencia del autor con su hijo.
Alex y Jody son los padres de Sam, un niño autista de ocho años que busca entender el mundo, intentado que cada pieza del complicado rompecabezas de la vida cuadre en su sitio. La madre volcada 24/7 en el niño, prácticamente sola para abordar las complicadas situaciones que conlleva el comportamiento de Sam, hace que reproche a Alex que viva sólo para su trabajo desentendiéndose de sus responsabilidades, Álex quiere a su hijo pero no sabe como abordar la situación ni cómo crear un vínculo que le permita entenderlo. Tras la separación temporal de ambos, y cuando en la vida del pequeño surge el videojuego de Minecraft, los dos comienzan un viaje que les permitirá comunicarse e irse entendiendo, en el juego todo encaja, cada pieza tiene su lugar. El padre comienza a comprender que no puede proyectar en su hijo sus deseos, que a veces simplemente debemos acompañarles, hacerles saber que estamos ahí. Conocer a su hijo hará que también él profundice en sí mismo, en su pasado, en sus miedos no superados, en el amor por su familia que permanece vivo y en lograr recuperarlos.
Sin duda es una novela cargada de emociones que aborda el tema del espectro autista de una forma magistral a través de los miedos, sentimientos y emociones de una familia que no está atravesando su mejor momento. Personajes muy bien descritos que hacen muy presentes cuestiones cotidianas y relaciones humanas que a todos los ajenos al tema nos pasan por completo desapercibidas, que prejuzgamos con ignorancia cuando se nos presentan delante. Es emocionante ver la evolución de Sam, su mejora en el aprendizaje del lenguaje, su capacidad de socializar, de superarse enfrentándose a sus miedos,.... Es una novela muy bien escrita con una historia que sin duda te conquista.

Esta es una novela llena de emociones y muy divertida a la vez, a pesar del tema que aborda. Me ha encantado la forma en la que el autor plantea el tema del autismo porque se nota que está escrito con el corazón, ya que está inspirada en la experiencia personal del propio autor con su hijo.
El protagonista se cuestiona a sí mismo en muchas ocasiones, desbordado por el carácter y el comportamiento de su hijo Sam, ya que nunca está presente ni se implica con su hijo. La relación entre ellos es muy fría, llena de angustia e incomprensión.
Pero la evolución de Alex, es maravillosa. Poco a poco, va resolviendo todas esas preguntas, superando retos, armándose de valor y dejando de lado los juicios de un mundo que parece no estar preparado para su hijo. Sam es de esos personajes que te llenan de ternura También me ha encantado la forma en la que se ha utilizado los videojuegos para conectar a ambos personajes y mejorar su relación, a pesar de que algunas explicaciones (demasiado extensas) sobre detalles del videojuego se hacían un poco pesadas.

De este libro me quedo con: el mundo está lleno de niños como Sam, que están llenos de luz. A los que hay que ayudar a entender el mundo que les rodea, de la forma que sea. Porque nunca es tarde para construir el resto de nuestra vida, seas quien seas.

Me atraía mucho esta novela porque intuía que sería una historia de emociones y me enseñaría algo más sobre el autismo (del que sabía más bien poco), y aunque se ha alejado algo de la idea que tenía sobre ella, me ha parecido una maravilla como Keith Stuart retrata el tema y nos acerca a una familia que está en sus horas más bajas. Vamos, viendo cómo se desarrolla todo a través de Alex, el padre de familia y el mayor protagonista, es su historia y como tal vemos sus sentimientos, miedos y preocupaciones.

Aunque el libro es una pequeña obra de arte, hay momentos que se hacen un poco lentos o monótonos, porque es una historia de personajes, donde la acción y las aventuras no tienen ninguna cabida y se trata más de explorar lo que les pasa en sus vidas, los efectos que tienen los unos en los otros y ese tipo de relaciones humanas. Por lo que los personajes están muy bien perfeccionados al girar la trama entorno a ellos. Alex empieza siendo un poco idiota, lleno de conflictos, angustia y con un pesado equipaje de su pasado que carga a sus espaldas, esto y el hecho de que nunca está presente ni se implica con su hijo ha causado estragos en su matrimonio... pero poco a poco veremos como evoluciona, como va cambiando y viendo las cosas de otro modo; otro personaje muy bien retratado es Sam, un niño de 8 años con autismo al que le cuesta sociabilizar, tiene dificultades en el lenguaje, en el aprendizaje va un poco rezagado, le asustan los sonidos fuertes y el bullicio y siempre tiene que tener planificado el día, pero en Minecraft encuentra un lugar perfecto para él, donde todo está establecido y puede ser y hacer lo que le plazca, así crea un vínculo con su padre y veremos cómo el pequeño también intenta superarse día a día a sí mismo; además, la relación padre/hijo ha terminado por maravillarme, es tan bonita.
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Este libro nos ha llamado mucho la atención por su título y su portada. Y ha conseguido captar aún más nuestro interés al descubrir que el propio autor es padre de un niño autista. Esta es una historia muy amena que, aunque habla mucho de Sam, nos relata la realidad de cualquier familia.
Es muy importante tener en cuenta también el proceso de crecimiento de la relación entre padre e hijo a través del Minecraft y del potencial de cualquier niño. Es una historia muy emotiva y dura en algunas partes, pero para nosotros es una obra maestra.

La crianza no es fácil, y la crianza de un niño autista es extremadamente difícil a nivel emocional. Comprender que ellos "no comprenden" este mundo y sus reglas no es sencillo. En esta novela, mindcraft se convierte en una metáfora preciosa de ese lugar de encuentro en el que todo parece encajar. En este mundo de locos Sam no sabe cómo ubicarse en todos los sentidos posibles, pero hay un lugar en el que tiene el control y arrastra a su padre hasta él, sólo así este último comprende que su hijo no es más que alguien desubicado y que, una vez hallado un lugar en el que sentirse seguro, es un ser humano con muchísimo que ofrecer.
Una historia de aceptación y, sobre todo, de superación; y en mi opinión, de reconocimiento a todas esas familias luchadoras.
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