Quédate conmigo

No es la primera novela que leo de Elizabeth Strout, como ya os digo ya reseñé su anterior novela Luz de Febrero el año pasado, y os dejo por aquí mi opinión por si queréis recordarla o descubrirla: https://losauguriosdelaluna.blogspot.com/2021/02/resena-novela-luz-de-febrero-de.html Aquella novela tenía mucho de la pluma de la autora, pero tenía bastantes toques de humor. En cambio esta no los tiene en absoluto. Es bastante intimista, con tintes de drama, tristeza, miedos... Por eso creo que tienes que encontrarte en un buen momento anímico para embarcarte en esta lectura, a mi parecer.

En esta novela vamos a conocer a Tyler Caskey, el nuevo reverendo de un pequeño pueblo llamado West Annet, que a su llegada deslumbra a casi toda la población, sobre todo a las mujeres que se encargan del coro de la iglesia, de las reuniones, del catecismo... En esas comunidades todos se conocen, se llaman a diario, y el trato con el reverendo es muy cercano, por ejemplo le organizan una cena de bienvenida a su llegada, y aunque su mujer, Lauren, no les convence demasiado a las otras señoras, por ser un poco peculiar, como digo él los deja a todas maravilladas. A partir de ese momento Tyler atiende a los feligreses, los visita si están enfermos, los escucha cuando tienen dudas o problemas... Y todos los domingos la iglesia está llena porque sus sermones son elocuentes, tienen chispa, llegan a todos, el reverendo tiene carisma, escribe su mensaje a su parroquia él mismo no usa textos ya creados, los personaliza... Es feliz con su mujer y tienen dos hijas, Katherine y Jeannie, y para él, tiene una dulce vida. Como todos en el pueblo, donde todo es relativamente perfecto, pero todo es en apariencia. En el momento en el que levantamos un poquito la "alfombra" vemos que las cosas no son como parecen, como ocurre en todos sitios. Tengamos en cuenta además que la historia que vamos a leer está ambientada a finales de los años 50, donde había mucha cara a la galería, mucha religiosidad aunque de puertas para dentro tu marido te pegara o te pusiera los cuernos... Las mujeres eran miradas con lupa... Y todo eso es algo de lo que la autora nos va a mostrar.

De repente, todo se tuerce, porque todo lo que parece que puede ir bien, puede tornarse mal. al poco de dar a luz a Jeannie, la hija pequeña, Lauren Caskey enferma y es irreversible. Morirá, dejando a Tyler solo, con dos hijas pequeñas, una familia rota, y no sabe cómo afrontarlo pese a que se acogerá a su fe, sin resultado. La madre de Tyler, una mujer controladora, se lleva a la niña pequeña y deja a la mayor con su padre, porque es una niña difícil y prácticamente no la soporta. Así que el padre y la hija se quedarán en la mayor de las soledades, sin nada a lo que aferrarse. Sólo hay un poco de luz los días que Connie, una mujer del pueblo va a limpiar la casa donde viven. Esta mujer, casada, poco culta y sin estilo ninguno, es la única que aporta un poco de alegría al reverendo. Tanto, que casi comienza a confundir sus sentimientos. Connie además trabajará en La Granja del Estado, un nombre cuanto menos curioso para denominar la residencia de ancianos del pueblo, que además es compartida con la cárcel. Todo muy peculiar.

A lo largo de las páginas de esta novela iremos viendo retazos de los personajes, de Tyler, como empezó en el seminario, sus gustos, sus lecturas preferidas, mucho de religión y pensamientos relacionados con Dios (quizás para mí esto ha sido excesivo, es el único pero que le pongo, ya que a veces me resultaba algo denso). También cómo conoció a Lauren, una muchacha hija de una familia bien que se enamoró locamente de él, un poco mimada y alocada, acostumbrada a todo lo bueno, con unos padres que no aceptaron a su yerno al porque no estaba a lo altura de su hija, y pese a que ella lo dejó todo y él le avisó que las condiciones con él no serían las mismas que con su familia, ella le aseguró que estaba complemente enamorada y que no le importaba. Error: Lauren pronto se confiará a una amiga que hace en el pueblo, quejándose de que allí no hay nada que hacer, sólo ejercer de madre y casi no ver a su marido porque siempre está ocupado, ella que se iba a comer el mundo y ahora todo es aburrimiento. A la vez, vamos a conocer a otras mujeres del pueblo, como Connie, el matrimonio de Doris y Charlie, la profesora de Katherine que es incapaz de controlar a la niña en clase... Todos tienen sus miserias, sus secretos, sus aventuras, pero en vez de analizarse a ellos mismos prefieren empezar una serie de murmuraciones acerca de Tyler porque ya no es el mismo que llegó al pueblo, y criticar a quien les parezca, analizando incluso la comida que han traído unas u otras mujeres al último encuentro. Vamos, la salsa de todos los pueblos. Pero la autora lo expone de la manera en la que a veces suceden estas cosas: de una manera cruel, que pueden llegar a destrozar las vidas de esas personas que son criticadas y puestas en la palestra sin que realmente hayan hecho nada.

Estructuralmente, el libro está dividido en tres libros que son distintas partes, el primer libro es más largo, el segunda libro dura un suspiro y el tercer es de extensión media. Compuesto cada libro por distintos capítulos, en total son 11, que conforman las 331 páginas de la novela. Como he dicho, se alternarán hechos del pasado de los protagonistas y del presente, recuerdos del reverendo y cosas que están pasando en ese mismo momento. La autora lo organiza de manera clara, así que no nos perderemos en ningún momento, y está bien conocer lo que ha pasado hace tiempo para saber porqué son las cosas así en la actualidad, las relaciones que se han formado entre todas estas personas, y el porqué de ciertas actitudes, deseos, desconfianzas y anhelos.

En cuanto a los personajes, no nos van a dejar indiferentes, con algunos empatizaremos como con Tyler, y con su hija Katherine, esa chiquilla uraña que todo el mundo detesta y que parece que tiene muy poca vergüenza, pero para mí no hace nada del otro mundo, y no olvidemos que es una niña que ha perdido a su madre y su hermana porque se la ha llevado su abuela quien no se la ha querido llevar a ella también, y su padre, que la trata con cariño, muchas veces ausente, o bien trabajando, o bien encerrado en su mundo de dolor. Me ha parecido muy mal que la gente adulta se dedique a criticarla por decir alguna cosa fuera de lugar en Catequesis y cosas así, daban ganas de gritarles "meteos en vuestros asuntos!!!". La autora se detiene en algunos otros personajes, los padres de Lauren, la propia Lauren con la que no he conectado pese al drama de su enfermedad, pero me ha parecido una niña mimada que no ha sido capaz de adaptarse a las circunstancias cuando su marido bien que le avisó que la cosas no iban a ser un jardín de rosas, algunos de los vecinos de la comunidad, que son para echarles de comer aparte (que pesadilla Doris con el dichoso órgano), y aunque también tienen sus dramas y sus vergüenzas, me han parecido un pueblo donde les encanta el chismorreo y ensañarse con algunas personas. Y si tengo que hablar de la madre de Tyler me multan y todo! Una madre déspota, que se cree que su hijo sigue teniendo 10 años y sigue bajo su manto, con afán de protagonismo, que se preocupa más de ella y de su imagen de cara a los demás que de los suyos, controladora y con pocos sentimientos, sobre todo hacia Katherine. de verdad que es de lo peorcito que rodea al reverendo, su propia madre. 

Como veis, en las novelas de Elizabeth Strout parece que no pasa nada, que es una idea simple, pero en realidad son historias profundas, que encierran mucho, y que dan para mucho. al acabar de leer te quedas con la idea de que has leído una historia muy completa. Porque además de lo que os cuento pasan muchas cosas, sobre todo al final. La historia va in crecendo, y tiene su culmen en la última parte donde todo se acelera y cambia todo para Tyler, Connie, Katherine y otras personas de la comunidad. Aún así, recalcar que las novelas de esta autora son para leer con calma, degustarlas y reposarlas, porque son historias sosegadas, con una pluma tranquila que se deleita en descripciones, narración, ambientación y profundidad de personajes. Me gustan estas novelas porque son el equilibrio perfecto entre otras lecturas de esas que te tienen en tensión y sin aliento. Son lecturas relajadas y eso es lo que me hace falta ahora mismo.

En definitiva, una novela que analiza el alma humana después de una gran pérdida, con una pluma que nos hace reflexionar acerca de las relaciones humanas, que busca destacar que la tolerancia está por encima de cualquier problema que pueda tener alguien y en esos momentos es cuando debemos dar nuestra ayuda en vez de machacar al prójimo, una novela reflexiva, con algo de costumbrismo y en donde la autora ya muestra todo su potencial, porque aunque ahora es novedad en la editorial, es la segunda novela de Elizabeth Strout.
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