Confucio era absolutamente práctico y su moralidad no elude la prescripción de exigencias de conducta para la vida diaria. Aconseja: «Domestica el yo» y «Lo que no desees para ti no lo impongas a los demás». Era una cuestión de actitud y coherencia. «Maneja tus asuntos públicos sin resentimiento, maneja tus asuntos privados sin resentimiento». Deberíamos dirigir nuestro objetivo a vivir «sin preocupaciones y sin miedo». Pero, ¿cómo conseguirlo? «Si en su introspección no encuentra motivos de pesar, ¿de qué tiene que preocuparse, a qué tiene que temer?»
+ Lire la suite