Entre limones

La vida no es más que un soplo.

Hasta los sinvergüenzas necesitan amigos.

En eso, los que no saben leer ni escribir, juegan con cierta ventaja: la capacidad de memorizar una historia larga suele disminuir con la alfabetización.

Vale más ignorar lo que ven nuestros ojos y recrearse en las impresiones de esos dos momentos únicos del día que se graban en nuestra mente.

La naturaleza a veces encuentra la manera de dar algún consuelo.

No se puede acertar con todo a la primera.

Las ausencias esporádicas constituyen un excelente tónico para cualquier relación.

Así es la vida, siempre compitiendo unos con otros.

Ni siquiera el más abarrotado y mefítico lugar de mala muerte consigue acabar con la alegría de los animales jóvenes.

Nadie es todo lo bueno que querría ser.