El ladrón de cadáveres

La ciencia médica sería imposible sin situaciones como el punto central que el relato narra. Pero de eso a lo ominoso, oscuro, terrible amoral e inhumano que la rodea hay un abismo.
un abismo que Stevenson llena con siniestralidad, con culpa nunca redimida, con presencia de el otro o lo otro.
Si además lo cuenta de una forma casi tangible, que hace sentir el frio, la lluvia el temor de participar en estos actos viles que nunca abandonan la conciencia de Fettes, orillándolo incluso a abandonar su vocación .
Tras años donde el tiempo y el remordimiento han cobrado su cuota, ( al estilo de Dorian Grey ) se reencuentra con quien lo convirtió en cómplice y narra la terrible historia de aquel que ha vuelto para recordar que no hay crimen sin castigo, aunque este deba ser autoimpuesto.
Relato que cala hasta los huesos, como la lluvia que no deja de caer haciéndolo más oscuro y tenebroso.

Hacia 1800 en Inglaterra, era conocido y aceptado, el tráfico de cadáveres con el fin de ser vendidos para usos médicos. Hubo un caso real en el que la pareja formada por Burke y Hare comenzaron su carrera delictiva al darse cuenta de que los médicos necesitaban un suministro constante de cadáveres frescos. de ese modo, pasaron del robo de tumbas, a no poder esperar a que el objeto de tráfico estuviera muerto, es decir: el asesinato.

Es de ahí de donde el escritor sacó sus ideas para elaborar este relato. En él se trata, más que del asesiato en sí mismo, de la doble moral de la época ante unos hechos espeluznantes, ilegales sí, pero conocidos y en cierta forma aceptados por la sociedad.

Creo que merece la pena leer este relato que se separa de los escritos de aventuras del autor. El protagonista tiene que luchar contra su conciencia al descubrir la procedencia de los cuerpos que utilizan en clase para el aprendizaje. Personajes bien desarrollados y una atmósfera apropiada. Interesante y con un cierre perfecto.



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