En general es una lectura rápida, cómoda y que te mantiene con intriga suficiente, también decir que algunas partes son predecibles, el giro que toma la historia, algunas actitudes del señor Utterson, y algún tema de conversación que tiene con otros personajes.
En este clásico, la historia nos deja desconcertados al principio, pues es narrada por el abogado Utterson, y más tarde descubrimos que el protagonista no es este, si no el doctor Jekyll. El abogado Utterson se ve envuelto en un caso un tanto extraño, que implica a un doctor importante y conocido, más tarde sabrá que se trata de su propio amigo, lo cual le hace esforzarse más en intentar averiguar que está pasando, ya que desde hace tiempo este viene comportándose de manera extraña, e incluso Poole, el propio mayordomo de Jekyll, pide ayuda a Utterson. También contamos con un extraño hombre, que queda como misterioso en todo momento, el cual es conocido del doctor Jekyll, pero Utterson no había visto nunca y le parecía un tanto sospechoso.
La trama está centrada en mostrarnos la naturaleza humana, que por mucho que se intente ocultar se lleva dentro, y Jekyll es un claro ejemplo, dejándose llevar por la curiosidad, creó una pócima que le permitiera contemplar ambas partes de sí, por separado, lo cuál más tarde le pasaría factura, complicando sus planes. Según podemos ir viendo conforme leemos, la avaricia y necesidad de un lado puede acabar por matar al otro.
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