Carrie es una joven adolescente que vive con su madre, una fanática religiosa, y padece sus malos tratos y su actitud opresora, con castigos constantes, entre los que se incluye encerrarla en el armario. Fuera de casa también sufre el acoso de sus compañeras y compañeros de clase. Todo esto desatará en ella un poder que hasta entonces desconocía, el de la telequinesis, que le permitirá vengarse de todas estar burlas y abusos. Me gusta como la novela está narrada con dos estilos y espacios temporales diferentes, por un lado el presente de la protagonista, narrado, digamos, de la manera habitual, y por otro su futuro, con una serie de artículos, entrevistas e informes de la investigación del terrible suceso que Carrie llegará a provocar en el baile de fin de curso y en el pueblo en general. Esto hace que desde el principio conozcamos cuál va a ser el final de la historia, pero no por ello perdemos el interés. Gracias a la forma en la que Stephen King ambienta la historia y plasma la psicología de sus personajes, podemos sentir la opresión y desdicha a la que se enfrenta Carrie y entendemos que actúe de la manera en que lo hace, a pesar de ser un acto terrorífico y cruel. |