La perla

La música de Steinbeck como susurro de conciencia, como grito de alerta, como aullido de desolación.

La lucha contra el veneno de un escorpión que devora a su hijo es la mecha, no se me ocurre desesperación más atroz.

La perla es mucho más que un relato o una parábola, es la vida misma, una osadía.

Una familia indígena, sin recursos, sin otro medio de vida que la propia naturaleza y aun a esta, los ricos encuentran siempre la forma de cobrar sus impuestos.

Opresores corruptos frente a oprimidos resignados y un golpe de suerte que al final se vuelve en su contra, porque no se puede cambiar de estatus, eres el eslabón más bajo y el león te arrincona. Quédate en ese peldaño, no intentes subir la escalera.

Narrada con tal sencillez que abruma, el Nobel norteamericano deja a un lado la lucidez estética de la prosa, para entregar, a cambio, toda la fuerza a la historia o mejor dicho al contexto social, económico y cultural que la rodea.

Una reflexión continua. Medicina que solo cura por dinero, la unión del poder para exprimir al pueblo, para someterlo mediante el conformismo obligado, sin opción a réplica y si alguien se sale del guión que sufra las consecuencias.

No veo tanto juicio moral en el instinto de una vida mejor. ¿Quién no la quiere?

Pero hasta en la mala fortuna aprovechan los grandes para someter al pequeño, al que solo le queda el sentimiento de culpa.

Un magistral cuento que duele, que encoje y a su vez otra de esas joyas que hacen más grande tu biblioteca y, por supuesto, a la literatura.

Hay que estar de humor para leer esta novela, porque básicamente no hace otra cosa que recordar uno tras otro los defectos de los seres humanos. Pero creo yo que hay que leerlo desde un pun to de vista simbólico, porque tanta maldad y mezquindad junta si me lo tomo de manera literal entro en depresión y empezaría a sentirme culpable de vivir en mis mundos de yupi, donde la gente es mayormente buena, o en su defecto, no mala.
El libro se estructura en dos partes claras, en la primera los protagonistas se ven forzados a salir de su zona de confort, pero solo lo consiguen por suerte, una suerte que como pasa muchas veces en la literatura tiene su parte oscura y hace aflorar lo peor de cada hombre.
La segunda parte es una huida hacia adelante, o una bajada a los infiernos según se mire, un darse cuenta de los limites, de hasta dónde podemos llegar y que estamos dispuestos a arriesgar por el camino.
Me ha gustado porque ha movido cosas por ahí dentro, aunque a ratos solo fuera pura angustia y rabia e impotencia… además Steinbeck tiene una manera particular de contar las historias, como sin esperanza, sin futuro o más que sin futuro, como si el futuro no importara y hace necesario leer con cierto distanciamiento, a pesar que una parte de ti sabe perfectamente que podría haber pasado.
PARA QUIEN: Para esos momentos que necesites confirmar que el ser humano es el peor virus de la tierra.
LO PEOR: La rabia que acumulas.
LO MEJOR: La música familiar

El libro comienza con una espléndida introducción a cargo de Francisco Antón en la que nos habla de la vida del autor y de su carrera literaria, además de hacer un análisis crítico de la obra. Todo ello para acabar con unas propuestas de trabajo para aquellos que quieran estudiarla más a fondo, dejando de ese modo patente la el carácter didáctico de la novela.

Poco puede añadir mi opinión al valor de esta magnífica obra atemporal que tanto ha sido estudiada desde que fue publicada a mediados del años pasado, concretamente en 1947. No obstante, quería hacer una reseña y presentaros mis impresiones, ya que tenía un más que grato recuerdo de cuando la leí en mi adolescencia. Por ese mismo motivo, quise volver a leerla hace unas semanas para ver que poso me dejaba esta vez. He de decir, que ha merecido mucho la pena.

Como todos sabéis, “La Perla” es un clásico de la literatura norteamericana escrito por John Steinbeck. Se trata de una novela breve escrita con un tono reflexivo y que está ambientada en un pueblo costero de la Baja California. En ella, su autor nos cuenta la historia de una familia de pescadores formada por Juana, Kino y su bebé, Coyotito. La historia ha sido adaptada a la gran pantalla en dos ocasiones. La primera el mismo año de su publicación, recibiendo una excelente acogida por el público y cosechando varios galardones. Y la segunda, en el 2001.

El relato empieza cuando el hijo de Kino y Juana es picado por un escorpión. Ellos lo llevan a la casa del médico, pero este se niega a tratarlo porque no tienen dinero para pagarle. A continuación, Kino encuentra una extraordinaria perla de un tamaño mayor al común en el fondo del mar, acontecimiento que en contra de lo esperado, trae más la calamidad que la fortuna a la familia.

Steinbeck te lleva desde la primera página hasta la última del relato gracias a la sencillez del vocabulario y a través de una narración de fácil digestión llena de simbología. Para empezar, si nos fijamos, la perla que se encuentra Kino al comienzo de la obra pasa de ser una representación de la riqueza y la buena suerte a convertirse en objeto de avaricia y fatalidad para quien la posea, ya que otros querrán codiciarla y tenerla para ellos, y no les importará matar a su propietario si fuera necesario para conseguirla. Esto vuelve a demostrarse al final del relato cuando Kino la lanza al mar, y pasa de ser “gris y ulcerosa” para convertirse de nuevo en “verde y hermosa” como en el comienzo del relato, volviendo a presentarse de nuevo como objeto de deseo para cualquiera. La obra oculta una enseñanza y nos avisa de que tengamos cuidado con lo que deseamos, porque como dice el refrán “no es oro todo lo que reluce”. Esto es algo que hace muy bien el autor a través de Juana, uno de los personajes principales de la obra, la cual trata de convencer a su marido en todo momento para que se deshaga de ella lo antes posible recordándole lo felices que eran en el pasado antes de que la joya apareciera en sus vidas.

En “La perla” se tratan temas tan trascendentales como la supervivencia, las desigualdades, el poder, el miedo y la división entre el individuo y el colectivo (esto se ve en el carácter individualista del hombre blanco y la de los nativos visto como una comunidad). Se profundiza también en otros como la codicia. Una ambición desmedida que se ve reflejada claramente en personajes como el médico, que antepone su avaricia a tratar al pequeño Coyotito de la picadura del escorpión. También en los tres tratantes de perlas a los que Kino consulta el valor de la perla y que tratan de conseguirla por todos los medios cuando ven que no pueden estafarle, lo que hace que nuestro protagonista pase de ser un hombre inocente a convertirse en alguien capaz de hacer cualquier cosa con tal de poner a salvo a su familia, al mismo tiempo que seguir poseyéndola.

Como se puede apreciar en su número de páginas, la obra es bastante breve y no da para un gran desarrollo de los personajes, aunque estos están bien marcados y delimitados conformando unos estereotipos que cumplen a la perfección con el objetivo del autor.

Para terminar, comentar que la portada e ilustraciones a cargo de Tino Gatagán me han parecido a la par de atractivas, muy sugerentes, ya que más que ser realistas, transmiten las sensaciones que debemos sentir hacia aquellos personajes a los que muestran los dibujos.

Este cuento se ha convertido en todo un descubrimiento para mí. Me daba miedo leer a este grande escritor por lo mismo de siempre, pero al ver lo fino que era en la biblioteca, no me he podido resistir.
Me parece una obra de arte. En menos de 150 páginas he conocido a Kino, Juana y Coyotito, una familia mejicana muy pobre que no posee nada, de forma tan nítida que es como si los estuviera viendo. La trama no deja de ser un cuento, con moraleja incluida, pero tiene una prosa tan maravillosa que me he quedado con ganas de seguir leyendo, de oler el salitre y dejar de respirar cuando las cosas comienzan a no ir como deberían. No he podido dejar con comparar con la España de la postguerra que me contaba mi abuelo, en aquella que se hizo panadero después de su jornada laboral oficial, para que a sus hijos no les falta un mendrugo que llevarse a la boca.
De nuevo doy gracias por haber nacido en un país con seguridad social, en una época en que los servicios de urgencia son gratuitos, por no tener que estar pendiente de los escorpiones ni serpientes venenosas que ataquen a mis hijos por la noche.
En una bella historia agridulce que se lee en una tarde, pero se queda para siempre. Aconsejo su lectura con los ojos cerrados a todo el mundo.

LA PERLA. JOHN STEINBECK
Qué decir que no se haya dicho ya sobre esta obra de STEINBECK, ¿que es una joya, un clásico, una obra de arte?
Estamos ante una novelita corta pero grande en ideas, cada palabra contiene un gran discurso contra la desigualdad y la injusticia de los poderosos y de los colonizadores, todo ello escrito con delicadeza y con mucha belleza, igual de bello que el lugar que da vida a esos pueblos destrozados por la ambición de algunos hombres. Porque esta parábola habla de esa pobreza inocente que está en connivencia con la naturaleza, se podría decir que las gentes del pueblo y su hábitat son uno solo, al comienzo del capítulo 3 dice: “Un pueblo semeja una colonia de corales”, y sigue explicando que es como una sola cabeza, un sistema nervioso, una emoción.
Escrita en 1947, sitúa el argumento en El Golfo de la baja California en Méjico, en una pequeña aldea donde Kino, Juana y su bebé Coyotito viven en una cabaña y se dedican a pescar perlas con una canoa, heredado todo de sus ancestros. Es una historia muy entretenida, el final es propio de una película de acción, creo haber leído que el autor la inició como un guión cinematográfico, y le salió una obra de arte literaria, con unos recursos literarios fantásticos como el de las canciones que acompañan a los protagonistas, o el estudio detallado de la personalidad de Kino y de Juana, además del hermano que es el raciocinio y la sensatez, del pueblo como todo un personaje en su conjunto. También del cura, del médico, o la maravillosa descripción de los mendigos: “en particular los mendigos de delante de la iglesia, que eran grandes expertos en análisis financieros…”
En definitiva, la obra habla de la esencia del colonialismo: diferencia a los hombres, por el color de la piel, las creencias, la organización social o el lugar de nacimiento, relaciona la identidad o la pertenencia a un mismo grupo con el reparto de poder de forma desigual, donde el grupo de poder tiene las armas y el transporte y el indígena es un elemento residual. El desenlace de la obra nos hace ver que intentar pasar de la casta inferior a la superior desencadena terribles tragedias.
Una novela que dará mucho coloquio en mi club de lectura y en todos los demás.