Al principio el ritmo es bastante lento y no tiene una trama que te impida dejar de leer. Sin embargo, en torno al último tercio, el ritmo se vuelve trepidante y los acontecimientos no dejan de sorprender; las emociones están a flor de piel.
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Al principio el ritmo es bastante lento y no tiene una trama que te impida dejar de leer. Sin embargo, en torno al último tercio, el ritmo se vuelve trepidante y los acontecimientos no dejan de sorprender; las emociones están a flor de piel.
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La edad de la inocencia