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Tengo sentimientos muy muy encontrados. Por un lado, la novela es preciosa. Las ambientaciones históricas y, sobretodo tocando lo bélico, son de mis favoritas, las suelo disfrutar muchísimo y siempre aprendo algo nuevo. Cuando algo llama mi atención suelo buscar información por otro lado y me parece una forma maravillosa de alimentar mi curiosidad por la historia (que, de cualquier otro modo, estaría dormidísima. Las cosas como son.). El desarrollo de personajes (Jakob Y Emmanuelle) y la huella que dejan en las personas que conocen o en su propio hijo (Max) marcan de forma evidente lo que serán sus vidas y es algo que se aprecia muy bien. Miedos, objetivos, esperanzas,... absolutamente todo tiene ese toque de influencia. Y aquí es donde una pequeña parte de mi quería pelea con varios personajes, bien porque sus métodos me ponian nerviosa, o porque les he interpretado bastante cobardes. Puede que me haya visto incluso reflejada en más de uno pero indagar en eso ya es entrar en algo de.asiado personal. Me resulta tranquilizador el final, que me equilibra un poco la balanza para con el resto del libro, me ha dado una visión general de la novela más esperanzadora, positiva o cómo se quiera llamar. Porque al 70% de lectura yo estaba convencida de ponerle mucha menos puntuación. Feliz de que no haya ocurrido. |
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