Tienes que ir con más cuidado, muchacha. Esta ciudad está llena de monstruos, ladrones y gilipollas. Y esto solo en el ayuntamiento.
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Tienes que ir con más cuidado, muchacha. Esta ciudad está llena de monstruos, ladrones y gilipollas. Y esto solo en el ayuntamiento.
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Siempre habrá alguien dispuesto a derribarte a golpes. No les hagas el trabajo por anticipado.
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—Nunca he conocido a un hombre rico que rechazara la oportunidad de enriquecerse aún más.
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A la señora P le gusta decir: “Si nunca volvemos atrás y examinamos lo que tenemos en conjunto, puede que no veamos el patrón que existe en medio del caos.” También siente debilidad por el corolario: “Dedica cada instante a roer lo que sabes y es posible que se te escape un nuevo bocado que se te presente en el camino”.
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—Su cuenta bancaria no es nada desdeñable —le dije—. Por lo menos, según los últimos valores en la bolsa en el Journal. Pero si el vil metal no le interesa, también está el hecho de que se trata de un misterio de habitación cerrada como Dios manda. ¡Un misterio de habitación cerrada! ¿Con qué frecuencia ve alguno?
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La señora P y yo compartimos cierto prejuicio en lo que a la flor y nata se refiere. En mi caso es el habitual resentimiento pueblerino de la clase obrera. En el suyo se debe a que los ricos suelen ser los que menos necesitan su ayuda. Sin embargo, parte de mi trabajo como asistente incluye también dirigirla hacia los esporádicos clientes que pueden extender un cheque de cinco cifras sin que les entre un sudor frío.
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Aférrate con fuerza a lo que puedas mientras puedas. No hay un mundo mejor ahí fuera. Nunca lo habrá. A no ser que nosotros lo hagamos.
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Era un hijo de puta, pero era un hijo de puta que jamás se cuestionó lo que hacía. Simplemente lo hacía, para bien o para mal.
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—Lo normal y corriente no existe. No en lo que a los seres humanos se refiere. Y no suponga, a no ser que las circunstancias la obliguen a hacerlo.
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Los archivos contienen años de recortes de prensa minuciosamente organizados sobre crímenes, hechos destacados y ciudadanos de interés, además de notas, curiosidades, indicios y diversos objetos extraños relacionados con casos que la señora Pentecost ha reunido a lo largo de su carrera.
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10 negritos