Maus I y II

‘Maus', la única novela gráfica ganadora de un Pulitzer, es todo un clásico dentro del género y tras leerlo, no puedo sino ratificar esa consideración.
 
Narra los sucesos que vivió la familia Spiegelman, es decir, los antepasados del autor durante la segunda guerra mundial. Pero lo hace de una forma única, alternando los recuerdos de su padre, de antes y durante el conflicto, siendo ellos una acomodada familia judía de Polonia, con el presente, en Nueva York, donde podremos ver cómo los pocos supervivientes consiguieron (o no) rehacer sus vidas.
 
‘Maus' nos presenta a los judíos como ratones y los nazis como gatos, consiguiendo de base, un gran impacto al ver quien tiene todas las de perder, quien ostenta el poder y quien morirá a manos de quién. Además, esta animalización presenta una doble significación, dado que es una forma de ajustar la historia a la deshumanización de los judíos llevada a cabo por Hitler (“sin duda los judíos son una raza, pero no humana”), lo cual amplia enormemente el golpe lees.
 
Una historia descorazonadora porque pone el horror ante nuestros ojos, en forma de testimonio real y, al tiempo, manifiesta todas las historias no contadas de quienes sus vidas fueron arrebatadas no solo en los campos de concentración y exterminio, sino también en la toma gradual de las ciudades bajo el control alemán.
 
Hay otro aspecto de la trama que me llegó especialmente hondo. El autor entrevista a su padre para conocer la historia de la familia. En esos encuentros hay una enorme brecha entre ambos y el hijo es incapaz de comprender a su padre, lo cual le aleja de él y, además lo considera en ocasiones una carga. Así, vemos totalmente incomprendido y solo, al hombre al que durante páginas y páginas vemos luchar por sobrevivir y salir adelante, al que vemos perderlo todo, y como tampoco en el presente, logra un final como el que nos daría Disney. Cómo pesan en la conciencia los finales reales. Cómo le pesa a su hijo.
 
Así, la lectura no solo te traslada hasta la Polonia invadida o te mete en las tripas de Auschwitz, sino también, apela a tu conciencia como hija, como nieta, como vecina, como desconocida… y te lleva a mirar más allá de tus propios intereses y a tratar de entender como sucesos del pasado marcan la vida y anima a ser receptores de las historias de vida de quienes nos rodean.