El asiento del conductor

Muriel Spark, pone del revés esta historia, en la cual el final se conoce o se percibe desde el inicio. Lo interesante, es el llevar al lector de la mano, por el laberinto de las pistas que hábilmente la protagonista ha sembrado para no dejar huella, con un estilo directo, descripciones al parecer excesivas, todo pasa a formar parte de la bien elaborada colocación de las piezas justas para que al final nos sobre , o falte , una. Lo que resulta incómodo y desquiciante
La claridad meridiana de la prosa es un elemento que nos urge a encontrarnos con ese final que ya nos anticipó, y del cual solo buscamos encajar los detalles, cuanto mas pronto mejor, puesto que cada pequeño giro, causa una inquietud, que se acrecentará al sentir que, al igual que la protagonista, siempre estamos un poco tarde respecto al final.
Lise, que nunca se ha hecho notar, repentinamente toma unas vacaciones en el extranjero, y ante este hecho inusual va sembrando de pistas a su paso cada una más notoria, ( desde la aparente simpleza que implica la elección de un vestido ) , mas conspicua que la anterior, pareciese jugar al escondite sin esconderse. Anuncia claramente el siguiente paso y sin embargo somos incapaces de seguirla .
Tal como si pretendiera ser descubierta en sus intenciones, pero nunca frenada en la determinante decisión de sus actos, sobre todo en el acto final, al cual arrastra a todos los actores, para que todo quede perfectamente claro, pero terriblemente sin esclarecer.
Historia en la que definitivamente Lise ocupa “ el asiento del conductor” y el resto somos simples pasajeros, desde un sitio en el que apenas vislumbramos el recorrido. Y no parece que sepamos si el viaje ha terminado
Un exilio voluntario ( tal como el de la autora ) pero indudablemente, mucho mejor planeado y más definitivo.
Muriel Spark, pone en juego toda su capacidad como escritora y sin duda usa sus habilidades de espía para ofrecernos una lectura más que disfrutable. . Nos tortura para llevarnos a la verdad. . . Con Alivio o Sufrimiento .
Igual el conocimiento es poder