Soy un gato

El protagonista es un gato que siendo pequeño llega a casa del maestro Kushumi y que nos relata todo lo que puede observar de los seres humanos a su alrededor.
En un tono irónico este gato reflexiona sobre las particularidades de los seres humanos con una actitud de superioridad intelectual que hace las delicias del lector
Aunque hay que decir que los personajes humanos de la novela no dejan en el mejor pie a la especie, pero si se causan más de una carcajada con su proceder o con sus palabras , es imposible, solo a modo de ejemplo, no reírse de la conversación que sostienen tres de los personajes sobre la tesis doctoral de uno de ellos, cuyo tema ya de por sí es bastante curioso.
En cambio nuestro gato tiene un alto concepto de si mismo y ha llegado a la conclusión que si los humanos dejarán atrás sus "rarezas" e imitaran el comportamiento evolucionado de su especie todo sería mejor. Ser modesto no es una de sus cualidades "Soy el almirante Togo de los gatos" es una de las formas en que se describe.
Lo mejor del libro a mi entender es como logra equilibrar situaciones de humor con una meditación más profunda de diversos aspectos de la vida humana.

La voz del gato es critica, filosófica, humorística y con una buena cuota de ironía.
"En cada una de mis palabras, en cada una de mis frases, suele ir implícita una filosofía del cosmo"
Soseki a través de la voz de este gato toma una postura bastante crítica sobre sus congéneres, incluso se puede decir que un tanto pesimista, es quizás por eso que decidió hablaría a través de este gato y no de un personaje humano.
Hacía el final del libro se va alejando del tono humorístico que había mantenido hasta el momento y se va tornando mucho más profundo, el profesor Kushami y sus habituales visitantes van meditando y conversando de diversos temas, como el suicidio, el amor, el arte, la modernidad, el matrimonio, etc
Soy un gato es el tipo de novela que creo se merecen más de una lectura, es la clase de novela que no termina al llegar a la última página, es también una novela que a pesar de tener más de 100 años, aborda temas que son atemporales.
En ella hay mucha referencia tanta a la cultura occidental como a la japonesa, a filósofos, autores, personajes destacados de la historia y sus pensamientos y la forma de la humanidad de percibirse a si misma.
Una novela que cabalga con total comodidad entre el humor, la ironía, la filosofía, el arte, la música y la historia.

No os voy a engañar, no ha sido mi mejor lectura del año, tampoco creo que vaya a ser muy memorable, pero por lo menos he podido disfrutar mucho leyendo y he querido seguir avanzando y avanzando.
Acudir a autores japoneses creo que siempre es buena opción y aunque este autor no me era desconocido en cuanto a nombre (tengo otra de sus novelas en el kindle esperando el momento adecuado para ser leída) sí en cuanto a pluma.
Quiero comenzar diciendo que esta no es una novela para todo el mundo. Es muy fácil que, una vez empezada, se abandone antes de acabar el primer capítulo. Es una novela larga y de ritmo muy irregular, de estilo pesado y muy al estilo japonés, eso es así. Y yo sé que este estilo no es para todo el mundo, así que si nunca habéis leído novelas orientales y no estáis dispuestos a leer una novela que exija cierto esfuerzo mental, ya os puedo adelantar que no es para vosotros.
Creo que esto ha sonado un poco mal, pero creo que es la realidad. Hay novelas que las leemos para desconectar, para disfrutar, para divertirnos; hay novelas que nos sirve para dejar la mente en blanco y otras que, sin embargo, nos obligan a prestar mucha atención. Y esta es una de ellas.
No es una novela que tenga un tema, no hay una trama como tal, simplemente es un gato que a veces peca de pesado hablando de la vida diaria de la familia con la que convive, por lo que el costumbrismo está a la orden del día.
Como digo, el gato a veces es demasiado pesado, ya que se pierde en grandes digresiones que vienen a santo de algo que se comenta y que, en ciertas ocasiones, se hacen un poco pesadas por lo absurdo de que un gato llegue a esos razonamientos.
Reconozco que yo lo he disfrutado porque he podido tener unos cuantos días libres y he podido dedicarme a leer únicamente, pero quizá en otro momento hubiera terminado por abandonarlo.

El estilo
Como ya decía, es un estilo lento, pesado, cargado de digresiones sobre todos los temas que os podáis imaginar. A veces la novela peca de absurda también, y aunque se me ha escapado alguna sonrisa también a veces se me ha hecho un poco densa de más.
Es un estilo muy denso, como ya he dicho, y muy japonés, cargado de descripciones que a veces pueden parecer innecesarias pero que a mí me encantan.

Los personajes
Quizá este sea el punto clave de esta novela. A pesar de ser una novela costumbrista, la verdad es que los personajes son de lo más peculiares. Empezamos hablando, sin duda, del gato narrador de la historia. Es un gato sin nombre y nos cuenta un poco su historia y cómo acabó viviendo con la familia del maestro Kushami.
Es un gato muy humanizado, es el que lleva siempre la voz cantante, no me ha caído ni bien ni mal, ni todo lo contrario. Es verdad que a veces es MUY pesado y dan ganas de meterle un calcetín en la boca a ver si se calla. Quiero decir, un gato, por muy inteligente que sea, no sé si sería capaz de hacer los razonamientos que hace.
También tenemos a la familia del gato, en especial conocemos a su amo, un hombre peculiar, cerrado de mente y bastante extraño, de voluntad volátil, atrapado en un matrimonio en el que no hay absolutamente nada y con tres hijas. de la mujer y las hijas poco se cuenta, es verdad que sí que tienen ciertos momentos de protagonismo, pero son escasos, ya que o no están apenas por casa o el gato huye de ellas.
Junto al maestro tenemos a una recua de amigos, a cada cual más pintoresco. No podemos decir que ninguna sea medianamente normal, sino que cada uno es destacable por una cualidad: los hay mentirosos, artistas, estudiosos, callados….
Es poco habitual que todos se junten, en especial conocemos a Meitei que es el que más tiempo pasa en la casa y a Kangetsu que, es el que mejor me ha caído.
Como digo, todos son unos elementos y hay que conocerlos, porque hablar de ellos es bastante complicado.

Conclusión
Soy un gato es un libro que me ha gustado y que he disfrutado, pero que no recomiendo a todo el mundo. Si os gusta la novela japonesa y estáis versados en ella, sin duda es un sí, si queréis empezar a leer autores nipones, os recomiendo que busquéis otros libros primero.

Enlace: https://inkties.wordpress.co..

Narra las peripecias de un pequeño gato adoptado por una familia de lo más singular. El propio gato es el narrador de esta cómica historia donde nos muestra su día a día en la casa de sus nuevos "humanos", haciendo en todo momento una crítica a la sociedad y a las pocas capacidades que poseen los humanos con respecto a los gatos.
Este libro se desarrolla lentamente, es bastante denso y las últimas 120 páginas se hacen cuesta arriba, aunque, debo añadir, que es una de esas historias que merece la pena leer. Solamente conocer la figura de nuestro protagonista ya es un logro. Carismático, crítico y con un humor voraz, Soseki hace de este peculiar gato uno de los mejores personajes que he tenido el gusto de leer. Quizá no sea el libro más adecuado para comenzar a leer al autor, ya que, si no se tiene idea de cultura japonesa como yo, se te puede hacer un lío todo el conjunto. Aún así, me ha encantado y no podrían haberme hecho un regalo mejor.

Un libro japonés repleto de cajas chinas y con un animal que habla como protagonista. Suena divertido ¿no? Pues no. Esta novela tiene partes aburridísimas, algunos diálogos circulares e innecesariamente largos, excesivas referencias literarias (con sus inevitables pies de página) y son más de 600 páginas donde no pasa casi nada trascendente o que genere un cambio en los personajes: les roban y al poco tiempo les devuelven las cosas, se pelean con unos escolares y de la nada se amistan, el gato planifica una gran caza de ratones y luego del primer intento se desanima. El lector empieza a percibir de que nada de lo que se relate llegará a algo. Como en Un mundo para Julius, en que las partes en que interviene el niño son mucho más divertidas de la de los adultos, aquí las ocurrencias del felino son lo mejor frente a las soporíferas disquisiciones de los petulantes humanos. Si bien el estilo "florero-filosófico", con muchas digresiones y vericuetos, por momentos es entretenido, no llega al nivel de Saramago. Recuerdo con una sonrisa la anécdota de las albóndregas y el interminable relato del violín, pero lo más probable es que, años después, si vuelvo a leer estas líneas, las haya olvidado. Si lo terminé fue por ese sentido de no dejarse rendir, ni aun hundido en una tinaja de agua. Acabé y solo queda decir, Gracias, Gracias.

Aquí tenemos a un gato narrando su percepción de los seres humanos, es divertido y orgulloso como todos los gatos. Este gato es adoptado por el maestro Kushami quien es el principal sujeto de observación, así como su ocurrente amigo Meitei, que es mi otro personaje favorito.
No es una historia centrada en un problema a resolver, es mas bien una recopilación de reflexiones sobre temas que en 1900 eran la preocupación en Japón: la occidentalización por llamarlo de alguna forma. Me sorprende lo visionario del autor, incluso se adelanta al tema de los divorcios y suicidios actuales. Me fue un poco difícil avanzar rápido porque las reflexiones siempre involucran mas tiempo de procesamiento mental para mi. Me ha hecho llorar, es el segundo libro que me ha hecho llorar en toda mi vida cuando he tenido que despedirme del protagonista.