Botchan

En la novela conocemos a Botchan, un profesor recién licenciado que encuentra su primer trabajo de maestro lejos de Tokio, en una ciudad de provincias.
Nuestro protagonista es una persona peculiar, poco lista y pronto se convertirá en objeto de burlas de alumnos y profesores.
Es verdad que comparado con los otros profesores, él hace lo que le sale de dentro, sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos y eso podría ser positivo para identificarnos con el personaje, pero resulta que actúa así manipulado por todos, son los demás los que le cuentan lo que tiene que pensar y cambia tal cual veleta, tanto en lo que piensa como en sus acciones y eso no me ha gustado.

Si intento ser objetiva y de verdad que a veces lo intento, puedo pensar que lo que gusta de Botchan es lo directo que es, lo franco, honesta e inocente, que prioriza la justicia a su bienestar, no tiene pretensiones ni quiere escalar a toda costa. Pero mira, le veo infantil e inmanduro, impulsivo, ignorante, bastante corto y fácil de manipular. Y ya no os cuento sobre esa idea de ponerle apodos a todos los que le rodean, que se basan en el físico de los demás y poco en su personalidad, por ello no me parecen ni siquiera interesantes. ¿Recordáis cuando os hable de Wild's End? Por si no habéis leído la entrada, es una novela gráfica donde los personajes son animales y estos coinciden con su personalidad, eso me pareció interesante, lo de aquí un poco absurdo.

Así pues, ni hilarante como se dice ni grandes personajes. ¿Qué pasa con la trama? Pues no lo sé, nos describe un mes en la vida del personaje, o sea, el autor nos cuenta su pasado, como era de pequeño, quién le cuidaba y como le trataban y luego como llegó a convertirse en profesor, ahí estaría la introducción de la novela. Y el núcleo se centra en la llegada del maestro a la escuela, las situaciones cada vez más absurdas que le suceden ahí y su relación con los demás. Los detalles que el autor coloca para que nos hagan sonreír... en fin, ni una arruguita me ha salido con esta lectura y además es que los he encontrado tirando a absurdos.
Su final tampoco me ha gustado demasiado, termina de forma demasiado abrupta y te quedas un poco con la boca abierta. No es que lo hubiera arreglado depende de que final, pero este no ha ayudado.

Lo bueno del libro es que es corto y fácil de leer. Sí que hay bastantes palabras en japonés y tendremos que consultar su significado pero eso no entorpece en ningún momento la lectura.

Dicho lo anterior, esta claro que es un libro que personalmente no puedo recomendar. Sé que se considera un clásico y bueno, como tal me alegra haberlo leído pero no me ha gustado. Lo tacho de mis pendientes pero me planteo si seguir o no con el autor, ya lo veré, de momento no.
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