¿Pirata, yo?

¿Pirata, yo? Si hay algo que me llamó la atención en primer lugar de este libro fue la portada. Pese a ser catalogado como un libro de literatura infantil, en ella predominaban colores grises y rojos, evocando así un estilo romántico con tal vez una pizca de misterio. Pero... ¿No son esos elementos los necesarios para crear la figura romántica del pirata? Fue aquel aspecto y la intrigante sinopsis los que hicieron que me embarcara en esta aventura de Gregorio Sosa.

Cuando finalmente pude abrirlo para sentir sus páginas, pude observar que el libro estaba poblado por ilustraciones en blanco y negro que apoyaban el relato que el autor nos pretende contar. Unas ilustraciones que con solo un carboncillo y la diestra mano del autor te arrebatan una sonrisa con su dulzura. Un relato que enternece hasta al más frío de los corazones. Porque... ¿Quién es capaz de no enternecerse ante una viejo relato de amor y piratas de su abuelo? Desde luego, yo no pude resistirme.

El relato navega entre la fantasía y el realismo de una historia que a cualquier nieto le gustaría escuchar junto a una taza de chocolate. Sin revelaros nada, he decir que es una historia que aproxima la figura del abuelo a los más pequeños. Una figura que en tiempos de las nuevas tecnologías muchos han dejado olvidada, pero que sigue siendo la proveedora de cientos de historias del pasado que no deberían caer en el olvido.

Sin duda alguna, como profesora, como lectora, como soñadora... recomiendo esta ligera lectura no solo a los más pequeños, sino también a aquellos mayores que echen en falta una historia, la historia de tu abuelo.

¿Pirata, yo? Pues va a ser verdad, después de todo...