Son los años cincuenta y Sujov está confinado en un Gulab en algún confín de la Unión Soviética. El autor nos va contando todo lo que le sucede durante una jornada, desde el momento en que se despierta hasta que se acuesta: el trabajo esclavo y embrutecedor, el frío inclemente con ropa y zapatos inadecuados para soportarlo, las ínfimas porciones de alimentos y el recogimiento casi místico con que se ingiere, los vigilantes, los compañeros de desgracia, los motivos para enviarlo a cautiverio.
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