Ahora me doy cuenta de que si eso no me ha preocupado nunca ha sido porque yo siempre he tenido el control. Me gusta ser Aurora La Rompecorazones porque mientras lo sea significa que el mío está a salvo.
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Ahora me doy cuenta de que si eso no me ha preocupado nunca ha sido porque yo siempre he tenido el control. Me gusta ser Aurora La Rompecorazones porque mientras lo sea significa que el mío está a salvo.
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Sé que me ha escuchado porque sus ojos trepan hasta los míos y sus labios se rompen en una media sonrisa. No dice nada. Sabe que esa es su mejor respuesta.
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—¿Así cómo? —Desapegada. Esperaba que fuera una palabra con regusto dulce la que siguiera mi pregunta, pero no puedo decir que la que ha usado me sorprenda. Es una de las favoritas de mi madre para describirme. —No eres el primero en decírmelo. Aprieto los labios para retener todo lo que estoy pensando. Que a veces me gustaría no ser así, que nada me haría más feliz que ser como Erin y repartir besos y abrazos como si tuviera excedentes en el almacén. Que ojalá fuera un poco más como todo el mundo y menos como yo, porque quizá así podría dejar de oír palabras como la que acababa de usar para describirme. |
Ahora sé que es triste no hacerlo, porque si perder algo no te duele, es porque no te importaba. Y si nada te importa, estás vacío.
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Sucedió como suceden todas las cosas importantes: sin que se diera cuenta.
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Al final uno siempre acaba echando de menos cosas que ni sabía que tenía.
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-Todos los hechizos tienen que romperse. Levanto la mirada. -¿Y ahora quién es el cínico? -No lo digo como algo negativo. Al contrario. Los hechizos son ilusiones. El vestido de Cenicienta y todo eso desaparece porque no era de verdad, ¿y de qué vale vivir algo que no es verdad? Lo importante es lo que viene después de que toquen las doce, cuando vuelve la vida real. |
Yo no sería Aurora sin aquellas personas que han pasado por mi vida, estén aún en ella o haga ya tiempo que desaparecieron, porque todo me moldea. Si olvido, pierdo a Aurora...
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Cuando pasan cosas malas… Hay que asumirlas o, si no son culpa nuestra, superarlas. Librarse de lo que nos molesta es hacer trampa, y creo que no te hace bien
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Existe la magia de las pequeñas cosas, de los gestos sencillos y las sonrisas fugaces, de un perdón sincero, de los te quieros y las promesas eternas. Que a esa magia vosotros la llamáis felicidad.
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Manolito ...