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Este es uno de esos libros que hay que tomarse su tiempo para poder apreciarlo. Por lo menos a mí me tomó un tiempo apreciar lo que la autora quería contar así como apreciar a Laura (puede que nunca lo llegues a lograr lo que sería normal). Laura no me gusta y es exactamente por eso mismo que me ha acabado gustando. Y no, no estoy loca. Lo que quiero decir es que Laura no es ninguna niña buena de las que abundan en los libros. Es egoísta y egocéntrica pero es sincera. Ante los demás y sobre todo ante ella misma. No disfraza curiosidad con preocupación. No se miente así misma en ningún momento y sí, a veces le da por pensar que en realidad su carácter es un asco. Y lo es, pero eso es lo que le hace humana. No todo el mundo tiene que ser una bellísima persona con una mente tan pura e inocente que reluce en la oscuridad y no por eso las personas son peores. Aún así, no me gustó su manera de juzgar las cosas que veía y no me gustó su manera de ser ante un viaje que ya me gustaría hacer a mí (aún estoy en fase de superación por haber tenido que cancelarlo). Sí me han gustado las pequeñas pinceladas sobre Islandia. de hecho, no creo que la autora hubiera podido situar la historia en mejor país, con sus géiseres, sus auroras boreales y sus kilómetros y kilómetros prácticamente despoblados. Me quedo con las ganas de visitar el país y con la historia, que no me ha resultado inolvidable pero sí bonita. Y si te gustan las historias como esta entonces te recomiendo que pruebes con Máscaras que estoy segura te encantará. |
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