Llegó como llegan las olas, suavemente pero sin que nada pueda detenerla.
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Llegó como llegan las olas, suavemente pero sin que nada pueda detenerla.
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Se emocionó estúpidamente al ver que las costumbres se convierten en tradiciones y que se heredan como se heredan los libros y las casas.
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No es que haya cambiado algo. La vida, sencillamente, se había vuelto del revés. Como un calcetín al que se le ven las costuras o como una botella que alguien ha puesto boca abajo para vaciarla hasta la última gota. Todo ha cambiado. Yo he cambiado. [...] Qué pena damos todos con este intento desesperado de detener el paso de los años, de aferrarnos con las dos manos a los recuerdos para que no alcen el vuelo o se hunda o estallen como una burbuja de jabón.
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Pero ya había cumplido los cincuenta. Se había prometido que ya no haría lo que no quería hacer ni diría lo que no quería decir.
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Ni el viento, ni la lluvia. Ni el frío del invierno. Nada me puede detener. Porque tú eres mi destino. Si tienes problemas llegaré en un momento. Sólo tienes que pedírmelo. Mi amor está vivo. Muy adentro de mi corazón |
A veces las aguas subterráneas han ido haciendo su trabajo, filtrándose un día tras otro, durante meses y años, llenando las fisuras de las rocas más permeables. Y de repente, cuando por alguna razón se perfora la superficie, el agua brota espontáneamente.
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Parece mentira que el paso poderoso de un avión se deshaga enseguida y haya rastros que cueste tanto borrar.
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Quizá se trata simplemente de dejar que pase el tiempo, creer ingenuamente en ese legendario reparador de heridas, hasta que llega el momento de admitir que la lesión está curada y ya no sangra aunque siga presente. Es entonces cuando nace la necesidad de no dejar que la memoria se desvanezca del todo. No queremos perder los recuerdos, aunque duelan. Pequeñas punzadas que no permiten que el corazón se duerma del todo.
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¿Serás tan estúpido como para quedarte solo y privarte de la felicidad?
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Todos tenemos el abismo al alcance de la mano, aunque estaba convencida de que hay personas que logran no pensar en ello. Y en cambio otras no lo pierden de vista.
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?