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Pamela era una niña que se sentía mayor para leer cuentos de hadas, el día de su cumpleaños, su abuelo llamado Papahígo le regaló una caja en la que había tres frascos, azul, rojo y amarillo. Pamela al beber del frasco azul se transportó al reino de Jipi-Japa, que era un solo reino situado muy cerca del sol, por lo que había que llevar sombrero y una semana al año hacía sombra, que era cuando se celebraba el concurso de sombreros oficial. Allí en Jipi-Japa ayudó a su amigo Salacot enfrentándose a la malvada bruja Caperuza. Papahígo le regaló a Pamela por el día de su cumplaños unas botas que dirigían sus pasos, sus pasos se dirigieron al reino de Jipi-Japa, donde la bruja estaba preparada para la venganza. La bruja, en venganza, empezó a hacer varios clones a todos lo amigos de Pamela, lo que tenía que hacer Pamela para que no desapareciesen todos sus amigos era distinguir a la persona verdadera de los clones. Pamela consiguió adivinarlo y todos se fueron corriendo, tras abrir la puerta. Cuando Pamela llegó a casa, abrazó a Papahígo. Pamela estaba muy contenta por haber vuelto. |
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