Justo el día después: Vivir es ya

Descubrí a la autora a través de los audios que publica en Instagram y en los que recita algunos de sus textos escritos en el formato de prosa poética. He de decir que estos me dejaron totalmente maravillada (no podía, ni puedo, dejar de escucharlos). Este descubrimiento me llevó a querer leer sus libros y este es el primero en el que me sumerjo. Como digo, no he leído más libros, pero sí muchos de sus textos, lo que me lleva a decir que creo que en la autora se nota una clara evolución personal y emocional en el tiempo.

Centrándome en este libro, fue escrito durante la pandemia, hecho al que hace algunas referencias la autora. Aunque los textos son capaces de traspasar la página y de llegarnos al alma, para mí tienen mucho más significado los que he leído de “Qué bueno que viniste” y “Qué bueno que te fuiste”, pero, como digo, es algo muy personal y que puede variar con el tiempo. Por todos es sabido que los textos, y más los de poesía y de prosa poética, adquieren diferentes significados y relevancia en función del momento en el que los leamos.

La forma de escribir de la autora es clara y directa, pero a la vez delicada (sobre todo si somos capaces de leerlos con su entonación y voz cuando recita). La edición está bastante cuidada, e incorpora en el encabezamiento de cada página el dibujo de una pluma. Además, en algunos textos aparecen en negrita las frases que la autora ha querido destacar y que, por lo tanto, son mensajes que nos lanza. Otros pequeños textos aparecen con un tamaño de fuente mucho mayor y ocupan una página completa. No obstante, y a pesar de lo que me gusta la autora, tengo que ponerle un pero, y es que en muchos textos hay algunos errores de acentuación (sobre todo en palabras “que” con tildes que no deberían llevarlas).

En definitiva, es una autora y una obra muy recomendable para todos los amantes de la prosa poética.