Thornhill: Orfanato para chicas

Puedo vivir siendo torturada durante el día, pero el miedo que siento de noche es insoportable.

Ha vuelto. No me hace falta verla para saberlo. El eco de sus carcajadas me llega por el hueco de la escalera, y oigo sus golpes en las puertas del pasillo mientras lo recorre de camino a su antigua habitación. Es oírlos y quedarme paralizada. Del miedo me entran escalofríos.

Las heridas en mis manos y pies se están curando. Las evidencias de que todo aquello pasó se desvanecen, pero por dentro estoy rota.

Intentar no llorar me duele. No permitiré que me haga llorar. Jamás. Aunque quiero hacerlo. Quiero dejar que las lágrimas me surquen las mejillas y confesarle a alguien el miedo que pasé. Quiero que alguien entienda lo inútil que me siento. Quiero llorar la decepción de saber que solo fingían ser mis amigas.

Mi vida es una pesadilla. Todo ha empezado otra vez. Lo sabía. Solo hace una semana que he vuelto al colegio y ya han convertido mi vida en un infierno.

Estoy rodeada de adultos, tanto en Thornhill como en el colegio, y ninguno de ellos es capaz de ver lo que está pasando. No quieren saberlo. No lo entiendo. ¿Qué les impide sentarse y preguntarme en serio: ¿Qué tal estás? ¿Va todo bien? Creo que tienen miedo a que sea sincera y verse obligados a hacer algo, a involucrarse.

Las heridas en mis manos y pies se están curando. Las evidencias de que todo aquello pasó se desvanecen. Pero por dentro estoy rota.

Puedo vivir siendo torturada durante el día, pero el miedo que siento de noche es insoportable.