Me atrevería a decir que Ali Smith pertenece a esa generación de escritoras que buscan nuevas formas narrativas. Si bien a veces la mezcla de estilos narrativos, un uso muy personal de la puntuación en ciertos fragmentos y ciertas idas y venidas en el tiempo narrativo me han descolocado e impedido entender la historia hasta bien avanzada la novela, las últimas 70 páginas han sido una montaña rusa emocional que ha ido colocando cada pieza en su lugar y descubriéndome cómo la autora había sido capaz de contar sin contar, de tratar temas actuales e imprescindibles hoy en día sin darme cuenta de qué era lo que estaba haciendo. Todo un reto lector.
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