—¿Te gusta lo que ves? —le preguntó Manu divertido al ver cómo lo observaba—. ¿No te enseñaron anatomía en la escuela? Victoria, pillada, se defendió atacando: —Estaba mirando que tienes un poco de tripa. ¿Las tapitas del bar? —Un respeto cuando hables de las tapas, niña. Son lo más sagrao, junto con mi madre. —¿Qué eres?, ¿de la cofradía del santo chipirón del gran poder? —bromeó ella. —El chipirón es lo que te voy a comer yo a ti como sigas mirándome así. Con su puntillita y to. —Excuse me???!!! Manu gruñó molesto. —Que alguien le explique a la hija de la Gran Bretaña esta que aquí se habla en cristiano. Pero cristiano de verdad: católico, apostólico y romano. Los protestones que vayan a quejarse a su isla. —Será los protestantes. —Ya está protestando la protestona. —¡Cafre! —Así me gusta. En español del bueno. Pero eso, si me lo dices mirándome a los ojos en vez de al paquete, resulta más creíble. —¡Chulo! —Y lo cachonda que te pone que te chulee, guapa. —¡Más quisieras! —Victoria se metía a monja de clausura antes de admitir que tenía razón—. ¡Golfo! Ahora entiendo de dónde viene lo del Golfo de Cádiz. —Pues entonces estamos hechos el uno para el otro, preciosa —replicó él, acorralándola—. Porque si yo soy el Golfo de Cádiz, tú eres la Estrecha de Gibraltar... + Leer más |