¿Y si hoy fuera «en un momento dado»?

Aysha singing in the rain, la autora, en su segunda novela nos lleva a tocar los sentimientos humanos más profundos, entre los que destacan el amor y el miedo a sufrir.
Así, desde el primer momento nos presenta a dos personajes con unas ideas bien claras sobre cómo caminar y encauzar su vida amorosa, donde ambos buscan relaciones sin ataduras para no sufrir por desamor. Sin embargo, aunque parezca lo contrario, ambos viven una crisis existencial, en la cual buscan reordenar sus prioridades, además de estar bajo la prisión de un trabajo que no les hace completamente feliz. Es por todo esto que la autora trata con maestría todo lo relacionado con las relaciones interpersonales desde un punto de vista intimista y contado por sus protagonistas.
A todo esto hay que sumar que nos acerca a las familias con problemas de convivencia, incluso desestructuradas, que hacen o pueden hacer que los hijos tengan algún tipo de problema para manejarse normalmente en las relaciones sociales. Aunque también puede, y muchas veces ocurre, provocar el hecho de venir de una infancia traumática que sean adultos antes de lo que les corresponde por edad, es decir maduran antes de tiempo. Y se construyen y resguardan bajo una coraza para evitar ser dañados, de esta manera pueden dar la sensación de ser fríos y sin corazón.
Habla también sobre el derecho a decidir de las mujeres sobre el fruto de su vientre. al igual que toca con muy buena mano, quiero decir sin dejarse llevar por opiniones personales ni sentimientos, sobre la violencia machista. Y con menos importancia social, pero con el mismo valor personal, dedica un capítulo al egoísmo y la infidelidad que mata la relación familiar.
Así, la suma de todo consigue una novela redonda donde cada personaje nos irá proporcionando una pieza de información para completar el puzle de las emociones humanas que nos plantea la autora. Además de denunciar tanto la violencia, da igual que sea machista o no, y el maltrato que tantas veces vemos en los medios de comunicación. Con todo ello nos deja un interesante consejo que poner en práctica: La vida es atreverse y la vida es para vivirla.
Para los que hayan leído su anterior novela, El cuaderno blanco, encontraran una grata sorpresa entre sus páginas.
Para terminar solo me queda añadir que personalmente me ha absorbido su lectura, que es bastante ágil por el estilo tan directo y aparentemente sencillo que tiene Aysha de escribir, tanto por la forma en que está narrado como por la profundidad con que habla de todos los temas. Personalmente creo que es muy recomendable.

Creo que es una historia muy bonita, aunque todos sus personajes no sean buenos, pero también creo que sin Felipe, este ser de otro mundo, no podría transcurrir la historia del mismo modo y no llegaría a ser tan profunda y con este gran mensaje.

A medida que vas leyendo, te das cuenta de que a todos nos puede pasar lo que nos narra la autora, y es que sin más, es la historia de unos personajes que por cosas de la vida se entrelazan en un punto, que puede ser el peor o el mejor de sus vidas, ya que sólo dependerá de ellos. La autora nos hace meditar, en este aspecto, sobre la relatividad de lo que nos sucede en nuestro día a día, de las interacciones, de como calamos en los demás, y sobre todo, de relaciones tóxicas.

Me ha parecido algo así como cuando te sientas con una amiga en una terraza y te narra lo que ha pasado durante la semana, aunque viviéndolo mucho más a fondo y sé, que con esta reseña no puedo expresar todo lo que me ha hecho sentir este libro.

Agradezco a la autora que hiciera este viajero, porque sin él, esto hubiera sido imposible, no hubiera tenido el placer de conocerla y eso sí que hubiera sido horrible.

Una auténtica pasada comprobar que todavía se siguen escribiendo libros con esa pasión. Aysha es capaz de verter en estas páginas una historia preciosa (y también oscura, por qué no decirlo...) con una elegancia innata y utilizando unos recursos en los que se ve un gran dominio de la escritura. Sin duda es una autora a la que conviene seguir la pista.