—¿Jugando sucio, cielo? Katya se percató de que era la primera vez que utilizaba un apelativo cariñoso. Algo se removió dentro de ella, pero no sabía qué era, no comprendía por qué su corazón latía de repente de forma dolorosa. —Declaro que todo vale en la cama. —Recuerda que has sido tú quien lo ha dicho. —Continuó su descenso, depositando besos en el valle de su abdomen, en la oquedad de su ombligo. Katya abrió los ojos como platos cuando se dio cuenta de lo que planeaba hacer. —¿Por qué? —preguntó con voz ronca. |