Sencilla, conmovedora y muy íntima. Esta novela corta de Simonetti es una sincera carta de despedida a su madre, una bella historia de las pequeñas cosas que damos por sentadas y no apreciamos sino hasta perderlas. Una narración ligera, pero cargada de mucha emoción, así como otro de los libros que he leído del mismo autor (Desastres Naturales), y con una belleza entrañable.
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