“Eres los sabores que tuviste en la boca de niño. Eres lo que tocaste en esa edad, esa plastilina que ibas ablandando de tanto tocarla. Las cosas que escuchaste y se quedaron allí, dentro de la cabeza, con un eco de por vida.” ~ Los ingratos de Pedro Simón. David es el menor de tres hermanos y el único varón. La historia comienza cuando la familia se va a vivir a un pueblo (en ningún momento nos dicen el nombre pero podría ser cualquier pueblo español a finales de los 70) porque a la madre, Mercedes, la destinan allí a dar clase. Comienza así una nueva vida para el niño que descubre las ventajas de vivir en un pueblo y los inconvenientes de los dimes y diretes. Pero también descubre a Emérita, una mujer que los cuida con especial afinidad hacia David. Conoceremos la historia de esta mujer, viuda y sorda, y su capacidad infinita para mejorar y para amar. Me ha encantado esta historia con sabor a infancia. Estoy convencida de que de la mano de David, cada lector recordará la suya. La mía con sabor a aceitunas, patatillas y pipas, a tofes de caramelo y a Bang Bang. ¡Qué viaje me he dado con Pedro Simón por su pueblo! ¡Qué fantásticos personajes tiene esta novela! Me ha hecho sonreír, me ha conmovido y me ha sacado alguna lagrimita. Mientras David buscaba a su niño interior, yo también he buscado a mi niña y la he encontrado en aquellos muros que separaban las vías del tren pero también en las rocas de la playa y en las cabañas del monte construidas con helechos. No puedo sino decir que lo leáis. Si sois de la generación de los “veintisiempre” lo vais a disfrutar sin duda. Y si no, también. Es fantástico y da un buen tirón de orejas. |