Un libro que rebosa amor por todos y cada uno de los miembros de su familia. Los que estuvieron, los que son, y los que están por venir. También por su pueblo, por sus tradiciones. Tampoco creo que eso signifique que la autora nos está diciendo que todos deberíamos volver a nuestros pueblos a ponernos a tener churumbeles. Pero qué sé yo, lo mismo sí y simplemente yo no me he sentido apelada en ese sentido. A veces envidio la claridad que todo el mundo parece tener con respecto a sus ideas, y sobre todo con respecto a las ideas de los demás. Pero en fin. Como digo, me ha parecido una preciosa carta de amor a su familia. Y sí, ha habido algunas cosas que me han chirriado, también otras partes que me han conmovido. Pero ha sido una buena experiencia lectora, en definitiva.
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