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Comienza el verano en el pueblo de Elm Haven y la Patrulla de la Bici, un grupo de chicos, se verán envueltos en la desaparición de un compan〾ro de clase. A partir de ahí, comenzarán a ocurrir sucesos oscuros y un secreto ancestral que persigue al pueblo como una sombra maldita amenazará sus vidas, poniéndoles a prueba. . Muy importante: no leáis el prólogo del libro hasta haberlo terminado porque el propio autor destripa partes de la trama. Dan Simmons se bautizó en el género de terror con esta novela, y lo hizo entrando con muy buen pie. Leerle es una delicia: si eres un lector, el detalle de los personajes y la atmósfera que crea alrededor de todo lo que describe es una maravilla; y si eres un escritor, estás ante una clase magistral de cómo crear personajes y un trasfondo y profundidad extraordinarios. Paradójicamente, esa virtud es uno de los escollos que hay que digerir porque el ritmo de la trama transcurre de forma pausada y no es hasta la mitad, sobre la página 300, que todo comienza a acelerarse y a ponerte el corazón en un puño. . Es una lectura excelente para estas fechas. Que las similitudes con la novela de “IT” no os tiren para atrás (un grupo de niños en un pueblo, el Club de los Perdedores frente a la Patrulla de la Bici, un mal ancestral acechándoles… Lo digo porque la sombra de “IT” es alargada, y aunque compararlos es inevitable, no seri〚 justo. Simmons utiliza el terror para explicarnos una historia y reflejar una forma de vivir la infancia, donde los niños entra𰆺mos y sali〚mos de casa en verano cuando queri〚mos sin dar demasiadas explicaciones, mucho más felices, más despreocupados, con más libertad y menos control que en la época actual, donde la paranoia y el proteccionismo paternal han modificado por completo la forma de educar y la manera de jugar y disfrutar. . ¿Y dónde está el terror aquí? En todas partes, se te pega en la piel, especialmente cuando escuches el sonido de una campana y veas merodear a personas que crei〚s fallecidas a tu alrededor, o cuando escuches el sonido de algo amamantándose de las ubres de un animal muerto. |
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