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Amanda, una mujer sumisa que acata órdenes sin pestañear, parece que nada le importa, y es que su coraza cumple bien su función. También es inteligente y más fuerte de lo que parece, con un carácter que no saca a menudo por las circunstancias que la han rodeado toda su vida. Derek, a simple vista, es un hombre frío y superficial, al que solo le importa vivir el momento, sin medir las consecuencias. Lleva consigo un lastre que lo hace ser así, pero quizá no sea oro todo lo que reluce, quizá tenga un corazón lleno de sentimientos que es incapaz de mostrar. Ambos viven en un mundo en el que las apariencias son lo único importante, pero detrás de capas de indiferencia y resignación, se esconden dos corazones que han sufrido y sufren mucho y que, tal vez, se necesiten para despertar del letargo. La evolución de Amanda a lo largo de estas páginas es increíble, vivimos con ella el duro proceso que representa saber quién es y aprender a quererse sin preocuparse por el qué dirán. En cuanto a Derek, me ha gustado, aunque en algunos momentos me ha molestado su actitud, era demasiado frívola, pero cuando conocemos toda la historia al completo va cobrando sentido. Los secundarios que más me han gustado han sido Beverly y Kiara, ambas con una amor incondicional hacia sus amigos, que no dudan en sacar uñas y dientes para protegerlos. Es una historia que me ha mantenido enganchada prácticamente desde el principio, necesitaba conocer todos los secretos que escondían y, por ello, lo he leído en un suspiro. Como punto negativo, diría que he echado en falta un epílogo, creo que el cierre de la historia es demasiado precipitado y me hubiera gustado un poco más de profundidad. En resumen, es una historia que me ha gustado mucho y que me ha envuelto de principio a fin. Es el primer libro que leo de la autora y seguro que no será el último. |
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