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Amanda Sinclair es la heredera del imperio que tiene David Auguste Sinclair, pero ella se siente en deuda, ya que a los seis años, el matrimonio Sinclair la adoptó. Dos años después, Tiffany fallece y Amanda pierde a la persona que más cariño le ha dado en toda su vida. Un día en la universidad, se enterará por la prensa que su padre acababa de prometerla con Derek Hamilton, un joven atractivo, mujeriego y descarrilado de los negocios de su familia. Al principio es un poco lioso, ya que la protagonista tiene dos nombres, el que le pone su familia biológica y otro la adoptiva. Ella usa los dos, y hasta que te acostumbras estás un poco fuera de lugar. La historia prometía mucho, ya que tiene un tema muy importante de superación, pero no he acabado de conectar con ningún personaje. Derek me ha caído mal, demasiado chico malo. Creo que se pasaba de listo en muchas situaciones. Amanda ha sido muy chica buena, demasiado. He necesitado más carácter en ella, que no empatizara tanto con alguien que le estaba haciendo tanto daño. El punto positivo es que me ha tenido enganchada para saber cual sería la venganza entre las dos familias. Una historia contada en tercera persona, llena de malentendidos, amistad y superación. |
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