CANCION DE KALI, LA

Si algo fascina en los libros de terror publicados en el siglo pasado es la conciencia de que sus letras son el soporte perfecto para transmitir una idea. Alejados de la influencia audiovisual de los tiempos actuales, en donde muchas historias parecen más enfocadas en adaptar los miedos inmediatos, que en desarrollar una premisa hasta sus últimas consecuencias, estos libros buscan estremecer al lector basándose en el desarrollo de sus personajes y en una acertada y quirúrgica ambientación que estremezca a cada página.
En La canción de Kali, la recreación de una atmósfera ponzoñosa, sucia y húmeda guiará a sus personajes a un estado de locura malsana en la que el propio lector sentirá en sus vísceras esas calles plagadas de ratas y cadáveres. Es cierto que hablamos de otros tiempos y que hoy en día, con una perspectiva más moderna, el paso del tiempo juega en contra de ese exotismo perverso que se esconde en las calles de la Calcuta que recrea Simmons. Las acusaciones de racismo al autor por recrear esta sucursal del infierno en la India no dejan de tener su propio peso, pero no es menos cierto que lo desconocido juega a su favor para atemorizar al lector con los lugares ocultos en donde conviene aceptar nuestra humildad y apartar la conocida prepotencia occidental que ya el propio Kipling reflejaba en sus obras.
El miedo a lo desconocido sustenta toda el poderío de una novela a la que el paso del tiempo ha jugado en su contra. Eso no impide que la disfrutes, pero si arrastra su lectura con el estigma de que hueles, nunca mejor dicho, lo que ocurrirá a cada instante del desarrollo de esta historia. Eso no impide que se disfrute. de hecho, hay ciertos momentos en que la ambientación que recrea Simmons pone los pelos de punta al narrar esos rituales ancestrales que rodean la figura de esa diosa de la muerte que da título al libro, describiendo con todo lujo de detalles situaciones que estremecerán al lector experimentado en más de una ocasión. Pero sí que, desde una perspectiva actual, leer este tipo de historias arrastra la condena de su época, mostrándola ingénua y previsible.
Aun así, La canción de Kali es una estupenda novela de terror que desarrolla hasta las últimas consecuencias una terrible odisea hacia lo desconocido a lo largo de sus páginas. Uno de esos libros que descubre la suciedad que se puede encontrar en el propio horror a través de las palabras. Una historia que, si bien no inventa nada, reaparece en medio de tus pesadillas.

“Algunos lugares son demasiado perversos para que se tolere su existencia. Algunas ciudades son demasiado ponzoñosas para poderlas soportar. Calcuta es una de ellas. Antes de Calcuta me hubiera reído ante semejante idea. Antes de Calcuta no creía en la maldad… Ciertamente no como una fuerza independiente de las acciones del hombre. Antes de Calcuta yo era un insensato“.

Así de contundente es el inicio de la canción de Kali (1985), de Dan Simmons, una novela espeluznante y magnética, aunque no la lectura más recomendable para alguien que esté a punto de viajar a la ciudad india de Calcuta.

Y sin embargo, se puede decir que Calcuta es escenario y a la vez protagonista de la truculenta historia que se cuenta en Song of Kali. En su día Simmons fue acusado de racista por esta obra. Si la hubiera escrito hoy no me quiero ni imaginar lo que se diría de él.
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