La catedral de la carne

Han pasado cinco años desde que comenzó el apocalipsis zombi. Desde entonces los humanos que quedaron con vida luchan por sobrevivir y no unirse a la legión de muertos, o a algo peor. Pero todo conduce al lugar donde se desencadenará la última lucha. Es allí, en la catedral de la carne donde se decidirá el futuro de la poca humanidad que queda en la Tierra.

Con "La catedral de la carne" se cierra la trilogía "Crónicas del Homo Mortem".

"La catedral de la carne" es la tercera y última parte de una trilogía que comenzó con los primeros días de un apocalipsis zombi. Es más que recomendable leer antes las dos primeras entregas para llevar bien el hilo de la historia, ya que seguimos las aventuras y desventuras de los mismos protagonistas.

"La catedral de la carne" es una novela coral. No hay un solo protagonista, sino que son varios los que llevan el peso de toda la acción. Me ha gustado reencontrarme con personajes de las anteriores entregas como son Takashi, Julia, Nadia o Khalid entre otros.

Vicente Silvestre ha creado una trilogía original. Aunque es una novela de zombis y dada la gran cantidad de libros que hay en el mercado de esta temática, y es difícil innovar, el autor ya introdujo en la anterior entrega un elemento distinto que no recuerdo haber visto en otras novelas del género. Es algo incluso más terrorífico que un hambriento zombi. En esta última parte, ese elemento cobra ya todo el protagonismo, dando pie a escenas de gran potencia.

"La catedral de la carne" además de ser una novela de zombis, es una novela de acción y de aventuras. Y contiene estos elementos en grandes dosis. El ritmo de la novela es muy ágil, y lo más importante es que no decae, en todos los capítulos hay acción, no deja de pasar cosas. Esto es algo que se agradece en este tipo de novelas, porque aunque hay diálogos con los que el autor nos da un respiro, la acción los sobrepasa.

Nuestros ya conocidos protagonistas las pasan canutas en esta tercera parte. Si en las dos anteriores sufrí horrores por todas las cosas por las que tienen que pasar, en "La catedral de la carne" es un comerse las uñas. Ese enemigo al que se enfrentarán parece algo imposible de derrotar. El autor tiene la habilidad de contar la historia dosificándola por personajes, haciendo que vivamos casi en carne propia las desventuras de los personajes.

Vicente Silvestre ha concluido la historia con un epílogo a la altura de toda la trilogía. Y lo ha hecho cerrando todos los cabos, todo queda bien atado y finiquitado. Lo que no quita es que el autor, como bien dice él, en un futuro escriba sobre ese mundo postapocalíptico que ha dejado en "La catedral de la carne". Pero eso ya sería otra historia, y deduzco que otros personajes y otras circunstancias.

Aunque esta tercera parte me ha gustado, al igual que las otras dos anteriores, he echado en falta que el autor en el prólogo nos refrescara la memoria sobre lo pasado en las dos primeras partes. Las personas que dejen pasar un tiempo entre libro y libro, quizá no recuerden bien qué fue lo que pasó, qué ha sido de los personajes y cómo quedó el final de la segunda parte. Esto mismo me ha pasado a mí, que he tenido que recurrir a hojear la segunda parte para refrescar la memoria.

En resumen, "La catedral de la carne" es el cierre a una trepidante y original trilogía de zombis, donde hay acción y aventuras en una España apocalíptica. Una historia con la que pasar un muy buen rato mientras nos comemos las uñas. La recomiendo sin duda.
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