Al final mueren los dos

Al final mueren los dos no es un libro sobre el amor entre dos adolescentes que están a punto de morir, es la historia de dos adolescentes que tienen que buscar el perdón mientras luchan contra la muerte a cada minuto que pasa y pierden, una historia sobre los últimos deseos, las últimas acciones, el arrepentimiento, el aprovechar el momento y en apreciar cada momento y minuto que tenemos para hacer lo que siempre hemos querido hacer. Serán dos los personajes principales que narrarán, en primera persona, la mayor parte de la historia, Mateo y Rufus, pero también nos encontraremos ante un libro que usa la tercera persona y los puntos de vista de otros personajes que, de alguna manera, influyen en la vida de ambos, viendo así cómo las acciones de unos repercute en otros y cómo sus vidas, aunque no se conozcan, se cruzarán en algún punto de ese último día de los dos protagonistas en un intento de cambiar la dirección de su destino y que consigue que la lectura sea dinámica y muy amena. En sí, el libro es bastante lineal ya que vamos a seguir la misma estética e historia, sin ninguna escena de acción o algo de eso, sino escenas donde vamos a ir conociendo los miedos, los sueños, el pasado y el presente de esos personajes, las consecuencias de sus acciones y un viaje hacia la superación, la valentía, las primeras veces y la redención. Aunque parezca que la historia se puede hacer algo repetitiva o aburrida a mí no me lo ha parecido, ha sido una lectura que ha conseguido guiarme sin problemas por cada esquina que el autor quería mostrar, dejándonos con algunos momentos dulces, pero también tristes y alegres. Incluso con algún que otro momento de peligro. Así pues, al final mueren los dos será de esos libros en los que vas a estar atenta ne todo momento a lo que pase ya que, cualquier detalle, puede suponer un cambio drástico en el transcurso y en el camino de nuestros protagonistas, un libro entretenido que consigue, a pesar de su historia simple, dejarte marcada con mensajes preciosos que nos animan a realizar ciertas decisiones en nuestra realidad, un libro con una trama que consigue gustarte por la manera en la que es tratado cada tema y por la que ves cómo una relación imposible va creciendo poco a poco para, al final, dejarte con el corazón estrujado en un puño.

Creo que es magnífico que un libro toque algo que no todo el mundo quiere tocar a la hora de contar una historia: la muerte. Aunque pueda parecer que es una historia desgarradora, también hay momentos en los que sonreír y, al final, acaba sacando lo mejor de la gente. A mí me gusta cuando un autor toca para sus historias algo real que muchos y muchas sufren desgraciadamente antes de tiempo. Ha expuesto esos sentimientos de la manera en los que se sienten en todo momento, esa desesperación y desgana del principio, la depresión de saber que te vas a morir. Pero luego llegan esos momentos de decir, venga, voy a aprovechar el día al máximo, voy a ser valiente, voy a hacer todo aquello que tengo pendiente antes de irme. Y, sí, es una historia en la que hay despedidas y recuerdos, una que te deja con ese nudo en la garganta cada dos por tres mientras vas conociendo la historia de todo el mundo. Pero que la muerte sea un pilar fundamental en este libro es algo que ha sido fundamental y un acierto ya que consigue tratar diversos temas bajo ese pretexto de la mejor manera y más pura posible. Otra de las cosas que me ha sorprendido por gustarme ha sido la relación entre Mateo y Rufus. Cuando conocí el libro me imaginaba una historia pura de romance entre dos chicos que se van a morir. Pero ha sido una relación que ha ido paso a paso y que, aunque todo sucede en un día, da la sensación de que hay mucho más tiempo y espacio entre acción y acción, lo que ha hecho que las cosas que van surgiendo entre ambos se vea mucho más real. Ya había probado una historia que se desarrollaba en un día previamente, con malos resultado, justamente por esta parte, se me hacía irreal los sentimientos nacidos tan de repente en tan poco tiempo. Pero es que la historia y la relación que se nos muestra no es una relación con sentimientos desde el principio. Es una relación de amistad que va creciendo paso a paso con cada detalle, cada apoyo, cada ayuda, cada consejo, cada abrazo y cada palabra de ánimo. Me ha encantado la manera en la que Adam Silvera ha hecho de esta relación una creíble.

Si hay algo que me ha dejado un poco insatisfecha es todo lo relacionado con Muerte Súbita. Esperaba encontrar alguna explicación y el por qué ellos conocen cuándo vas a morir,d e qué manera consiguen esa información. Pero es un misterio desde el principio hasta el final. Es cierto que esta compañía se hace palpable gracias a que Silvera se las apaña para darle forma y meterla como algo normal y más dentro de la ambientación y este posible futuro que nos muestra, con lo de la aplicación, el sistema que sigue y lo concienciada que está la gente, como todo, sus vidas, sus trabajos o su manera de comportarse se basa justamente en esto de la muerte. Se ve la muerte como un negocio, con locales específicos para aquellos que van a morir ofreciendo últimas experiencias, últimas canciones, últimas bebidas, últimas visitas a lugares. Ha sido extraño ver cómo incluso con eso podríamos hacer negocio pero, como digo, todo ese misterio de saber cómo es posible que sepan quién va a morir y en sí, que la compañía sepa que alguien va a morir no se ha resuelto y, como soy así de curiosa, me hubiera gustado conocer alguna razón que lo haga explicable.

En resumen, al final mueren los dos es un libro que trata la muerte pero también todas sus variantes de una manera cuidadosa, con respeto y con sentimientos. Mateo y Rufus conseguirán quedarse en tu corazón andando de la misma manera en la que ellos caminan en su relación, un libro que consigue emocionarte y derramarte alguna que otra lágrima.

Oficialmente, Adam Silvera ya es un habitual de por aquí y uno de los autores internacionales que más disfruto. Ya son varias las ocasiones en las que he podido leer sus historias y, aunque me quedo sin duda con su realismo mágico, la magia que desprende su prosa se encuentra en su forma de transmitir emociones, eso lo tengo claro. Además, el éxito de sus novelas es evidente con el número de ventas que lleva alrededor del mundo porque creo que es un autor que siempre aporta algo especial a través de sus historias. No en vano, al final mueren los dos estrena segunda edición y me parecía la ocasión perfecta para lanzarme a leerla. La premisa de la que parte esta novela es una simple pregunta: ¿qué haríais en vuestro último día de vida si supierais con certeza que será vuestro último día de vida? A raíz de esta sencilla pregunta existencial que da algo de malas vibraciones y a la vez invita a reflexionar en profundidad, el autor construye toda una trama sobre el último día de vida de dos chicos que saben que van a morir, como bien dice el título. Así dicho en abstracto parece un argumento un poco tétrico pero lo cierto es que esta novela es enteramente una oda a la vida, pero sobre todo es un llamamiento a vivirla, a disfrutar cada momento como si fuera el último, porque por lo menos en nuestra realidad aún no hemos podido inventar un sistema que prediga nuestra muerte. Y menos mal, ¿o no?

Adam Silvera nos introduce en un presente alternativo y nos sitúa en Nueva York en la actualidad. Sin embargo, como si de Apple o Microsoft se tratara, en esa realidad alternativa una multinacional tecnológica ha logrado crear un sistema que predice el día de la muerte de cada uno y se encarga de ir llamando a los ciudadanos cuando les llega la hora, aunque no predicen ni el momento exacto ni el modo en que morirán, pero los usuarios tienen la certeza de que se producirá en las próximas 24h después de recibir la llamada de la misteriosa “Muerte Súbita” pasada la medianoche. A partir de aquí, cada uno puede tomárselo como quiera: puede ponerse llorar en un rincón o salir a vivir, puede despedirse de sus seres queridos a lo grande o hacer una última faena a la gente que le rodea., puede hacer locuras o mantener la cabeza fría… En fin, el mero planteamiento de este inicio de trama ya es digno de reflexión porque no podemos evitar ponernos en esa situación y pensar en qué haríamos nosotros si de repente nos llaman diciendo que durante el próximo día se acabó lo bueno.

Aquí entran Mateo y Rufus, dos chicos que se conocen a través de “Último Amigo”, una de las varias apps pensadas para esta gente que va a morir (llamados “fiambres”). Tras registrarse, digamos que esta aplicación considera que son match como si fuera una especie Tinder para unir amigos-desconocidos durante sus últimas horas porque supuestamente tienen muchas cosas en común según sus perfiles. Nada más lejos, son completamente diferentes y no podían serlo más (pero ya sabemos lo que dicen de los polos opuestos…). Mateo es un chico que apenas ha cumplido la mayoría de edad, encerrado en sí mismo y en sus libros, muy introvertido y callado, con miedo a todo, tremendamente cohibido ante cualquier cosa que sea salir de su zona de confort. Por el contrario, Rufus ha tenido una mala temporada tras la muerte de su familia en un accidente de tráfico, aunque ha hecho una nueva familia con sus compañeros de la casa de acogida en la que vive, llamándose a sí mismos los Plutones. No es que sea un chico problemático pero no podemos obviar que su primer capítulo comienza cuando recibe la llamada de “Muerte Súbita” mientras está pegándole una paliza a otro tío, el actual novio de su exnovia (otra Plutón), y haciéndole una cara nueva con sus dos amigotes, Tagoe y Malcolm. Su visión de la vida se basa en sobrevivir adaptándose a lo que venga, recorriéndose Nueva York sobre dos ruedas y viviendo a tope e intensamente. No hay muchos más personajes, salvo los secundarios correspondientes de cada uno de los protagonistas (por ejemplo, Lidia, la amiga de Mateo, madre adolescente soltera de un bebé después de la muerte de su novio, o Peck, el chico al que Rufus pega la paliza y que llama a la policía provocando que Rufus tenga que pasar su último día huyendo), pero también os digo que se bastan solos para mantener la atención en todo lo que van haciendo en sus últimas horas juntos.

Los capítulos están narrados en primera persona y en presente alternativamente por Rufus y Mateo, que siempre me ha parecido la mejor manera de que los conozcamos en todas sus dimensiones, no solo en lo que hacen o dicen sino también en pensamientos y emociones. Sin embargo, de vez en cuando hay algunos capítulos de longitud mínima que siguen los pasos de personajes secundarios o algunos incluso totalmente colaterales, por ejemplo, para haceros una idea, Rufus choca con una chica y el capítulo siguiente es esa chica diciendo que un chico se ha chocado con ella y vemos alguna escena con datos aparentemente random, para generarnos una sensación como de que todo está conectado (y en estos momentos yo solo podía pensar en la saga de películas Destino Final, que ya veía a la Muerte acechando por todas partes). Creo que esa es la sensación que pretende crear Adam Silvera en toda la novela, de principio a fin, y que salgamos de la lectura pensando en lo efímera que es la vida, da igual que te quede un día o que te queden seis décadas, y esa atmósfera de aprovechar al máximo el momento está en cada uno de los puntos de vista que se van viendo, con reflexiones sobre las pérdidas que han sufrido cada uno, la forma de llevar el duelo tan diferente de una persona a otra, o incluso esa negación de que por ser jóvenes estamos a salvo de la muerte, que eso es cosa de ancianos y que por lo tanto podemos desperdiciar el tiempo porque tenemos mucho (de hecho, uno de los personajes recibe la llamada de Muerte Súbita y automáticamente piensa que es un error, que es una broma, que es una venganza de su ex… cualquier cosa antes que pensar que puede ser verdad que va a morir simplemente porque “tiene toda la vida por delante”). Me parece maravillosa la forma en que el autor nos hace reflexionar sobre todo esto y hacernos esas mismas preguntas.

Como es obvio, uno de los temas recurrentes que se tratan en la novela es el luto, la pérdida, la aceptación de lo inevitable, la idea de que la muerte forma parte de la vida. Desde el drama personal de Rufus, que no entiende por qué tuvo que morir toda su familia al completo cuando él también iba en el mismo coche que ellos (representando la culpabilidad y el síndrome del superviviente) hasta la vida en pausa en la que se encuentra Mateo, que no puede seguir adelante y vivir plenamente mientras su padre yace en una cama de hospital en coma. Ambos personajes tienen historias personales duras y que son verdaderas situaciones límite, pero el tono amable y feel good que utiliza Adam Silvera nos aleja sutilmente de sentirlas como desgraciadas y en cambio se empeña en mostrarnos el vaso medio lleno: Mateo y Rufus todavía están vivos y ahora que se han conocido, se tienen el uno al otro. Por otra parte, os digo sinceramente que creo que hay un tercer protagonista y es Nueva York. Así de claro, y se nota la pasión que siente Adam Silvera por su propia ciudad en todas las descripciones y el maravilloso recorrido que nos hace por algunos lugares menos emblemáticos que no salen en las guías turísticas pero que son el alma de la ciudad y que de forma discreta se convierte en el mejor escenario para un inusual romance juvenil.

Si nos atenemos a los hechos, hay un clarísimo instalove, porque Rufus y Mateo se conocen de madrugada y pasan la noche entera y el día que les queda aprovechando el tiempo y una cosa lleva la otra (qué os decía antes de que era una especie de Tinder…). A mí no me gustan naaaada los instaloves, así que entonces ¿por qué estoy tan emocionada? Vale, sí, se enamoran en menos de 24h porque es lo que hay y es lo que dura la novela. Sin embargo, haciendo análisis de lo que he leído, la sensación no es de amor acelerado ni a primera vista ni, en definitiva, instalove de esos en los que yo pierdo el interés en el tercer capítulo cuando ya casi se han casado. Esta novela me recuerda en muchos sentidos a esa trilogía de películas noventeras que se iniciaban con Antes del amanecer (en las que dos viajeros coinciden en un tren para hacer trasbordo en Viena y pasan la noche en esa ciudad conociéndose y enamorándose hasta que se tienen que separar en sus respectivos trenes a la mañana siguiente) que también jugaba con esa idea de “mira, tenemos el tiempo contado para disfrutar así que, o nos enamoramos ya o no vamos a tener más oportunidad”. Creo que es ahí donde entra también este ingrediente romántico en al final mueren los dos. Además, Adam Silvera tiene la sorprendente habilidad para que ese romance pase desapercibido hasta el tramo final, de manera que ese instalove teórico se convierte en realidad en un intenso slow burn sobre el papel, uno que yo he disfrutado al máximo porque reconozco que, aunque intuía las señales, creía que el autor no me iba a dar lo que veían mis ojos de lectora shippeadora y al final me ha dado el capricho.

Resumiendo un poco todo lo anterior, esta novela me ha encantado y me ha resultado adictiva, porque las horas han ido pasando tanto en mi realidad como en la del libro sin que me diera cuenta y con todas las ganas de saber si el título era o no una profecía. Sin embargo, si lo pensáis bien, el título viene a ser de lo más natural como la vida misma, porque es lo que al final nos ocurrirá a todos y esa es la única certeza que tenemos. Así que la lectura ha sido un gran homenaje al carpe diem, a vivir la vida y no solo a pasar por ella, a disfrutar del momento al máximo como si fuera el último día de tu vida, pero porque así debe ser y no porque te lo digan en una llamada o en una app. Me ha parecido una lectura encantadora que me ha provocado multitud de sentimientos y ha jugado con mis emociones hasta el mismo final, siempre aleteando alrededor de la misma idea: tempus fugit. Para mí, Adam Silvera es uno de los mejores autores de referencia si buscáis libros LGTB+ friendly, novelas feel good, personajes muy intensos y tramas muy originales. Este libro tiene todos esos ingredientes y pasa a ser una más de mis recomendaciones a partir de ahora.
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¿De qué trata esta historia? Pues bien, nos encontramos en un mundo donde hay una especie de compañía llamada Muerte Súbita que te llama para informarte de que ese día será el día de tu muerte, nadie quiere recibir la llamada que anunciará que es su último día pero nuestros dos protagonistas, el tímido Mateo y el intrépido Rufus, reciben dicha llamada, en dos circunstancias totalmente diferentes, y se enfrentan al hecho de que están muriendo, no saben en que momento de las siguientes 24 horas o de qué morirán pero saben que ese es su último día. Debido a diversos acontecimientos ambos acaban conociéndose gracias a una aplicación llamada Último Amigo, una aplicación donde los Fiambres (el nombre que se les da a las personas que reciben la llamada de Muerte Súbita) consiguen un amigo para pasar su último día en este mundo y no morir solos. Así, Rufus y Mateo entablan una extraña amistad que los llevará a vivir sus últimos momentos al máximo, en medio de risas, diversión, romance, amistad y lágrimas es como al Final Mueren los Dos se convierte en una novela preciosa que nos enseña el valor de vivir cada día al máximo pues nunca sabemos si podría ser nuestro último instante en este mundo.

No tengo la menor idea de cómo transmitirles mis sensaciones respecto a este libro, solo puedo decirles que al terminarlo me puse a llorar y a pensar un rato en lo triste que era la situación de los protagonistas y en como todos, en realidad, estamos en una situación similar. Parte de ser humanos es ser mortales, todos vamos a morir en algún momento, tu (que estás leyendo esto), yo (quién escribe esto), el autor del libro, todos, y todas esas lecturas que hemos hecho se desvanecerán...como lágrimas bajo la lluvia (deja en tu comentario si entediste esta referencia :*). Pero ya, siendo serios, es una realidad que nacemos para morir, algunos más tarde otros más temprano pero todos nosotros vivimos con la incertidumbre que de hoy podría ser nuestro último día, es más este momento podría ser nuestra última respiración, y esto es algo que el libro nos recalca en muchas ocasiones y que si logra inquietar un poco al lector pues poco a poco te vas dando cuenta que la historia de Mateo y Rufus es la historia que podríamos vivir el día de mañana (bueno, sin que nadie nos llame pero ya me entienden, ¿no?). Voy a comenzar hablando de lo bueno de este libro, en primer lugar debo admitir que tiene una historia que engancha pues aunque sabemos en que terminará el libro (el propio titulo lo dice) no sabemos cómo ocurrirá, ni en que circunstancias, lo que hace que nos mantengamos en vilo hasta la última página, debo decir que la forma de escribir de Adam Silvera no me encantaba...hasta que leí este libro, a pesar de ya haber leído Recuerda Aquella Vez y Solo Quedó Nuestra Historia no había terminando de comprender la razón de que el autor gustará tanto a la gente, hasta que finalmente al terminar de leer al Final Mueren los Dos lo entendí. Y es que a través de una historia con dosis de drama enormes y personajes interesantes (con ciertos defectos de los que ya hablaré más adelante) nos va enredando en una trama que no tiene desperdicio y que brilla no solo por lo real que es, si no también por lo crudo y brutalmente honesto de la historia, no solemos leer finales tristes en la literatura juvenil, casi siempre los héroes salvan al mundo, se quedan juntos, viven felices y mueren de viejos pero en este caso tenemos a chicos comúnes y corrientes, con sus errores y problemas que viven bajo la mentira de que habrá un mañana para ser mejores, un mañana para intentarlo de nuevo, un mañana para equivocarse de nuevo, igual que todos los humanos, pero da la casualidad de que para ellos ya no hay un mañana, y la pluma de Silvera no se corta en ser injusta, en hacernos estremecernos y llorar (tal como la vida :V) y en recordarnos una y otra vez que nosotros no somos diferentes de los protagonistas, salvo que, quizás, nosotros si tenemos un mañana asegurado.

Ahora hablemos de las cosas malas, en primer lugar no sé que tanto funcionan los tiempos en este libro pues nuestros protagonistas tienen tiempo para un montón de cosas y esto no es del todo realista pues se supone que son menos de 24 horas y vale, que el tiempo pasa más lento cuando estás esperando algo pero creo que aquí se exageró este concepto y termino siendo una muy larga espera, además tengo problemas con la relación entre Mateo y Rufus, la siento muy precipitada y realmente comprendo el trasfondo, son dos personas desesperadas que se aferran el uno al otro, pero aún así me pregunto que tan realista es sentir algo por otra persona en un espacio de menos de 24 horas al grado de desembocar las cosas en ese final, yo no sé, quizás es cosa mía o de que los adolescentes de hoy en día son muy pasionales o siempre han sido asi y yo soy una adulta amargada :v
En general el libro me encantó, tiene detalles claro está pero son detallitos que se ensombrecen ante una trama bien llevada, una historia cautivadora y un drama de los buenos, al Final Mueren los Dos es una apuesta interesante que nos habla sobre la naturaleza de la mortalidad, la amistad, la soledad, el amor y el vivir día a día al máximo recordándonos que nadie tiene un futuro asegurado y que es nuestra promesa con nosotros mismos no despreciar nuestra vida dejando que los miedos, frustraciones y arrepentimientos nos invadan, sin lugar a dudas es una excelente novela que se ha convertido en una de mis favoritas y no puedo decir otra cosa más que es una historia ¡Altamente recomendable!

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Nos encontramos en un mundo alternativo (que no llega a ser distopía) donde existe una organización denominada Muerte Súbita que es capaz de predecir cuándo alguien va a morir. Este sistema llama por teléfono a los futuros Fiambres y les comunica que van a fallecer en un plazo de veinticuatro horas. Este es el caso de Mateo y Rufus, dos adolescentes que reciben en el mismo día el fatídico aviso. No se conocen de nada y sus personalidades son completamente contrarias. Mateo es cobarde y asustadizo y pese a que quiere vivir su último día con intensidad, no se atreve ni siquiera a salir de su casa y mucho menos a enfrentarse a la realidad de su muerte. Rufus es un chaval sin familia que vive en un centro de acogida y a quien la llamada le pilla dando una paliza al nuevo novio de su ex, pues es incapaz de aceptar que se ha terminado la relación y que ella ha rehecho su vida con ese imbécil. Son dos polos opuestos que se cruzan gracias a la aplicación Último amigo, una app donde los Fiambres pueden conectar con otras personas en sus mismas circunstancias y con gustos afines para compartir sus últimas horas vivos o, por el contrario, pueden contactar con personas que, aunque no van a morir, quieren acompañar a los que sí han recibido la llamada para que no se sientan solos o desamparados.

Así pues, ambos deciden quedar y pasar su últimos momentos con vida juntos, ya que por diversas circunstancias no pueden estar con su familia o amigos. Rufus conseguirá arrastrar a Mateo fuera de casa y le ayudará a solventar algunas deudas pendientes antes de fallecer. Juntos disfrutarán con intensidad de su última noche, aprenderán a conocerse, a sincerarse el uno con el otro (pues ya no tienen nada que perder) y entre ellos surgirá una bonita amistad que se irá intensificando conforme avance la noche.

Esta novela transcurre aproximadamente en veinticuatro horas, desde que ambos reciben la llamada hasta el momento de su muerte. Porque sí, como ya te anuncia el título y como te dejan claro desde el principio, las predicciones de Muerte Súbita siempre son correctas y si bien no sabes cómo vas a morir o el momento exacto en el que va a suceder, la muerte en sí es inevitable. de esta forma, el lector avanza por la trama con un sabor agridulce, no queriendo encariñarse demasiado con los personajes porque sabes cómo va a terminar la historia y que el final no va a ser precisamente feliz.

No os voy a engañar, empecé la novela con mal pie. al principio, ninguno de los personajes me caía bien. Rufus me parecía un imbécil, un matón del tres al cuarto cuya seguridad se basaba en estar escudado por sus mejores amigos, que le reían las gracias y le acompañaban a todas partes como un perrito faldero. Por su parte, Mateo me resultaba excesivamente pusilánime, cobarde e insulso. Mi primera impresión de los protagonistas no fue buena, me fue muy complicado empatizar con ellos y que lograran caerme bien. Sin embargo, conforme avanza la novela vamos viendo mejor su personalidad y entendiendo cómo son, puesto que ninguno de los dos ha tenido una vida fácil y eso los ha definido. Otra cosa que me estaba dificultando la lectura era la trama, ya que al centrarse los primeros capítulos en describir la vida y el entorno de los personajes, no avanzaba y me estaba aburriendo. Es más, podría decirse que cuando la historia arranca de verdad es en el instante en el que ambos se encuentran a través de la aplicación móvil y es ahí donde ya comencé a engancharme y reconecté con el libro.

A pesar del pésimo principio, en cuento Mateo y Rufus se encuentran todo comienza a fluir. Rufus ya no me parecía tan imbécil, sino un chico con un corazón de oro, pero he de decir que me costó bastante más "reconciliarme" con Mateo y que es un personaje que no llegó a convencerme del todo. Para mi gusto, es demasiado inocente, inseguro y dependiente, características que no me suelen agradar. Además, el hecho de que las primeras horas que pasan juntos transcurran con Mateo finiquitando todas sus deudas pendientes y Rufus ayudándole y animándole a hacer cualquier cosa que desee hizo que le cogiera un poco de tirria a Mateo. Me pareció un muchacho bastante egoísta porque solo pensaba en sí mismo y en la gente de quien quería despedirse sin preocuparse demasiado por los sentimientos o deseos del propio Rufus. Básicamente la primera mitad del libro era "hagamos todo lo que quiere Mateo" y eso no me gustó, pese a que estaba siendo mejor que el inicio. Cuando verdaderamente comencé a disfrutar de la historia y cuando este libro me conquistó del todo fue cuando, por fin, ambos chicos se disponen a deleitarse con la compañía del otro y a aprovechar sus últimas horas con vida.

Otra cosa que me habría gustado encontrar es más información acerca del sistema de Muerte Súbita. Resulta obvio que este elemento es simplemente una excusa para desarrollar la trama y que lo importante aquí son los personajes y cómo forjan su conexión, pero me resulta muy interesante el hecho de que se pueda predecir cuándo alguien va a morir y habría sido interesante que el autor hubiera indagado más en este asunto y hubiera desvelado cuál es el secreto que se esconde tras esta organización. Esto es más un gusto personal que un fallo en sí en el libro porque, como ya digo, Muerte Súbita es solo una excusa para el resto de la novela, no el fin en sí mismo.

Sin duda, lo que más destaca de esta novela es la capacidad de Adam Silvera para construir en apenas veinticuatro horas una relación tan sólida y un vínculo tan fuerte y creíble entre Mateo y Rufus. A pesar de que en cierto punto de la trama se puede ver hacia dónde van los tiros con los personajes, tenía mis dudas acerca de si su relación iba a llegar a convencerme debido a la escasez de tiempo, pero he de decir que lo hace y mucho, lo que considero un gran logro y lo que más me gustó del libro en sí. Además, el autor consigue que en una noche los personajes evolucionen, cambien su forma de ver las cosas y superen sus miedos y sus traumas del pasado. El desarrollo tanto de Mateo como de Rufus es espectacular y está muy conseguido.

Como ya he comentado al principio, otro elemento que me gustó es que el autor en ningún momento te da la esperanza de que los protagonistas vayan a sobrevivir. Desde la primera página (y desde el propio título) sabes cómo va a terminar esta historia y eso te invita a leerla con un tono agridulce, pero sin mantener la esperanza de que se va a solucionar de una manera feliz, algo que agradecí porque no soporto las falsas esperanzas.

Respecto a la pluma del autor, es sencilla y muy sentimental en las escenas más emotivas, lo que ayuda a meterte en la piel de los personajes y poder vivir su situación a través de ellos.

Pese a no haber empezado esta lectura con buen pie dado que la primera mitad se me hizo aburrida y lenta y no conseguía conectar con los personajes, es un libro que va mejorando y que al final consigue llegar al lector. No solo compartimos la alegría del mutuo descubrimiento de los protagonistas a la par que lidiamos con su tristeza de saber que van a morir y lamentar no haberse conocido antes, sino que también hay un margen de reflexión para plantearnos qué haríamos nosotros en su lugar si, de repente, supiéramos que vamos a morir. Es una historia bonita y tierna que, sin duda, recomiendo.

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Este ha sido el típico libro que me hace salir de mi zona de confort, pues yo si no leo en la sinopsis en seguida que hay un romance o hay un crimen, suelo desechar la mayoría de libros, pero gracias a que leí buenas opiniones de él, decidí que era una buena opción para cambiar un poco de lo que suelo leer habitualmente.

La historia esta narrada en primera personal, alternando los capítulos entre ambos protagonistas, pero también nos aparecen otros personajes como gente de su alrededor, o incluso la gente que trabaja para avisar de quién morirá en las siguientes 24 horas. Aunque creo que solo con conocer la vida de Rufus y Mateo ya habría suficiente para hacer una historia de lo más entretenida, el hecho de añadir el resto de personajes, aunque a veces algunos pareciese que están por estar, me ha gustado y le ha dado más juego tanto a la trama como al poder entender todo ese mundo alternativo.

Hablando sobre el tema del mundo alternativo de poder saber cuando morirás, aunque no sé si a mi me gustaría saberlo, tengo que decir que me gusta como esta montado, es obvio que el capitalismo esta en él, pues al final a partir de ese negocio de saber cuando morirás sean creado subempresas que te ayudan a afrontar tu último día, desde la aplicación para encontrar una última amistad, como un lugar donde puedes vivir experiencias que no has vivido o ya no te da tiempo de hacerlo, como viajar por todo el mundo, etc, a parte de que los nominados a morir ese día tienen descuento en muchos sitios. Lo cual en parte me ha gustado, pero a la vez me ha parecido algo macabro todo ese tema, entiendo que es el último día de la gente y lo quieren disfrutar al máximo haciendo lo que quizás no se han atrevido hacer nunca, pero como que parecía que la vida de todo el mundo ese giraba entorno a la muerte, aunque no fuesen nominados. Es decir, se le da mucho poder a la muerte en vez de vivir el día a día.

En cuanto a los personajes siento que no he llegado a contagiarme de ellos al 100%, supongo que he estado leyendo este libro en un momento no muy idóneo para mi, pero lo he intentado.

Por un lado tenemos a Mateo, un joven que ha crecido con su padre ya que su madre murió, pero ahora su padre esta en coma en el hospital, y lleva un tiempo apañándoselas como puede pero sobre todo con la ayuda de sus vecinos y de su mejor amiga Lídia. Ha sido el personaje más afin a mi, pues es un joven reservado que le gusta estar en su cuarto, estar consigo mismo y disfrutar en muchas ocasiones de su soledad. Pero a al vez, ha sido un personaje que ha evolucionado mucho a lo largo de la historia, pues al leer el primer capítulo y el último se puede ver perfectamente el cambio que ha hecho el personaje de Mateo y eso me ha gustado, aunque obviamente gran parte del metido es de Rufus.

Rufus es un joven que perdió ha su familia hace un tiempo, y ha tenido que subsistir con la perdida de todos ellos que además murieron delante de él. A partir de ahí creó una familia donde están sus mejores amigos, Malcom y Tagoe, y también su exnovia Aimee, que son las tres personas a las que más estima les tiene. A Rufus lo conocemos en un primer momento mientras está en medio de una pelea con el nuevo novio de Aimee, Patrick, y es en ese momento cuando Rufus recibe la llamada de que va a morir. Así que decide que no puede terminar su vida haciendo eso y decide irse a despedirse del resto de gente de su alrededor, hasta que decide buscar en la aplicación a un último amigo. Ha sido un personaje que se ha mantenido bastante estable a lo largo de la historia, aunque igual que a Mateo, Rufus también ha mejorado a medida que avanzaba la historia.

Tanto Mateo como Rufus han sido dos personajes que han conseguido hacer una historia entretenida, bonita y apetecible, no han dejado de sorprenderme en ningún momento, incluso cuando parecía que su prematura amistad terminaba a las pocas horas. Aunque debo decir, que he sentido a lo largo de la historia que Rufus aunque era el que conseguía hacer mover a Mateo, a la vez ha sido el que más ha dado su brazo a torcer. Es decir, es el último día de vida de ambos personajes, y aun así he sentido que la mayoría de cosas que se hacían eran para Mateo, mientras que Rufus no terminaba de tener tanta voz en el aspecto de que hacer o dejar de hacer.

Acerca del final, tengo que decir que me ha dejado un poco rota. En las últimas páginas aparecen varios momentos bonitos que me han hecho disfrutar de la lectura, pero sobre todo de los dos personajes, y lo único que deseaba en ese momento era que todo eso de que hoy era su último día era una broma, pues parecía que las cosas les sonreían a los dos. Pero, el título ya nos anticipa cual es el final de esta historia, aunque a la vez la deje un poco abierta en el último capítulo, lo cual ha sido bastante doloroso.

En resumen, al final mueren los dos ha estado un libro que me ha ayudado a salir de mi zona de confort, que me ha presentado a un presente alternativo que te da para pensar en que hacer si supieses que hoy es tu último día, ¿vivirlo a tope o quedarte encerrado? al final la muerte va a llegar, de alguna u otra forma. Además, he podido viajar a la ciudad de Mateo y Rufus de su mano, conociendo toda su vida, pero sobre todo conociendo como su amistad se ha ido haciendo tan grande que hasta dolía saber que al final mueren los dos.
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