Llamando a las puertas del cielo

Para mí este escritor siempre es como una brisa de aire fresco, me gusta mucho como escribe, me hace tener sentimientos variados en cada capítulo.
Expectación porque no tenía ni idea de qué me encontraría, aparte de que era algo de la India (más que nada por la portada). Agradecimiento, cuando lo he abierto y me he encontrado con un grupo de médicos y estudiantes de medicina que trabajan o realizan voluntariado como cooperantes que ayudan en dicho país. Yo no sería capaz de hacerlo, entre otras cosas, porque en cuanto veo sangre me mareo y me tienen que atender a mí, por lo que el valor que les doy a quien sí lo hace es supremo. Ira, al descubrir la situación en la que viven miles de personas, sin luz ni agua potable, apenas a unos metros de donde los ricos juegan al golf. Rabia e impotencia al conocer la historia de Shaira. Y odio por el comportamiento del padre de Silvia, un señor que ha tenido mucha suerte y se dedica a ver el mundo desde su escalón superior, sin entender que haya gente que quiere ayudar por ser buena persona, sin esperar nada a cambio.
Los personajes están muy bien perfilados, la trama no tiene una gran velocidad, ya que muchas veces estamos ante pensamientos personales aunque esté escrito en tercera persona. La ambientación es perfecta en todo, tanto en calles y edificios como en las desigualdades que existen, las costumbres que no se entienden especialmente bien en nuestros países occidentales.
Me ha gustado mucho el final, me deja buenas sensaciones, y sobre, me quedo con el pensamiento de que “nunca es tarde para tener una infancia feliz”.
Una lectura que me alegro de poder aconsejar a todos los mayores de 12 años, aunque no sea una novela típica de este autor, a cualquiera que quiere conocer un poquito de otra cultura diferente.