Manhattan: La historia secreta de Nueva York )

El libro trata de la historia de la fundación de Nueva York por Holanda hasta la conquista inglesa, aunque en el fondo es una oda a los orígenes y al pueblo de E.E.U.U.
El autor tiene un muy buen estilo, haciendo que el libro llegue a enganchar en determinados momentos. Además, también sabe darle el tono épico que requiere cualquier obra fundacional, y la labor de documentación es asombrosa.
La parte mala es que el autor no sabe manejar su voluntad de crear unos orígenes idealizados con el rigor histórico (y esto nos pasa a todos los que amamos la historia).
Empieza con Holanda del siglo XVII, una tierra de tolerancia religiosa y racial, floreciente comercio mundial y explosión cultural, filosófica y académica sin parangón, frente a sus rivales protestantes, que molan un poco menos, y el mundo del sur católico, fanáticos religiosos que solo viven de un imperialismo asesino.
Habría que recordarle al autor que los Países Bajos fueron uno de los mayores comerciantes de esclavos del mundo y que la intolerancia hacia los católicos estaba a la orden del día. Esto, siguiendo su tesis, podría bien haberse traspasado como herencia al nuevo país que demostró ser bastante intolerante con todos aquellos que no fueran cristianos puritanos, a los que torturaban públicamente durante los primeros años de las colonias inglesas, la caza de brujas masiva posterior a la independencia o, también, los famosísimos capítulos que vivieron los esclavos en Estados Unidos. Por no hablar de la persecución de comunistas durante el siglo XX.
También habla de la tolerancia a los judíos, y desde la Edad Media el país que más y mejor acogió a los judíos fue Polonia, católico. También, Descartes y otros grandes pensadores que, es cierto, fueron a Holanda, eran de países católicos, donde se formaron. Por no hablar de un país de cuyo nombre no quiero acordarme que vivió una época de esplendor artístico y, menos conocido, filosófico y científico, difícil de igualar.
Es cierto que habla de la parte mala, pero mientras que le dedica 5 páginas en todo el libro, la exaltación de una Holanda superior es constante. Lo mejor es la defensa que hace de los indios norteamericanos.
Odio y amo este libro.