Vicious

Sinceramente, no sé ni por dónde empezar...

Y es que no sé si tengo que hacer una reseña seria, de esas que te dejas el último empaste de dientes que te has hecho en el móvil porque te has quedado dormida con la boca abierta o algo más ligero. Y es que, vamos a ver, ¿cómo explicar que hace unos meses leí un relato corto de esta autora y la experiencia fue todo menos memorable? Que, ¿si bien dije que volvería a leer algo suyo, más concretamente Vicious, solo era una posibilidad verbalizada?

Pero, claro, luego viene la tentación y una cae; vamos que si cae, que una ya se conoce.

Así que leí "El ladrón de besos", y me enamoré de la historia mientras me montaba una película con una sartén y un yunque (véase reseña) y, claro,  después vinieron los "glups", porque sabía lo que me esperaba, por más que vaya de despistada por la vida.

Y, como puedes imaginarte, leí Vicious.
Bueno, decir que lo lee es un eufemismo, porque lo he devorado.
Dos días me ha durado el condenado!
Y no he empezado el segundo libro por la lista de pendientes, que me tiene acojonadita perdida.
Pero ya te digo yo que cae, vamos que si cae, como si le tengo que hacer una zancadilla.

Y es que Vicious es tal como su nombre indica: vicio en estado puro; salvaje. Una oda desenfrenada. Una de esas historias que no te dejan indiferente y que no puedes dejar de leer. Pero no te despistes con lo que te digo, porque también es una historia dura, descarada, en la que el bien y el mal se invierten y te hacen dudar de todo.