Haberme enamorado de él. Porque ese era el problema de la sociedad. Les importaba mucho de quién te enamorabas, pero no por qué. El por qué importa. El quién es irrelevante. |
Haberme enamorado de él. Porque ese era el problema de la sociedad. Les importaba mucho de quién te enamorabas, pero no por qué. El por qué importa. El quién es irrelevante. |
Obviamente, sabía que aquello no estaba bien. Pero ¿cómo era posible que algo que estaba tan mal me hiciera sentir tan bien?
|
Jaime lo tenía todo, y yo no tenía nada. Tenía un pasado dorado, un presente fácil y un futuro prometedor. En cambio, mi carrera se había ido al garete y me iba a costar Dios y ayuda conservar un empleo y no endeudarme. No pegábamos. Ni siquiera para tener un rollo pasajero. Pero era demasiado egoísta y vulnerable como para negarme. Además, acostarme con él sería como devolvérsela a su madre sin que ella se enterara. Todos contentos, ¿no? |
Jaime Followhill había celebrado su decimoctavo cumpleaños tres días antes del incidente del aparcamiento, lo que hacía que los últimos acontecimientos fuesen todavía más sospechosos. ¿Habría esperado a ser mayor de edad para seducirme? ¿Por qué? Podría tener a cualquier chica del instituto (después de que la hubiera catado Trent Rexroth, claro).
|
Jaime parecía el hijo ilegítimo de Ryan Gosling y Channing Tatum. No exagero. (Nota al margen: sería una muy buena idea para una novela romántica protagonizada por una pareja gay. La leería seguro). Pelo rubio, moño bajo y despeinado, ojos añiles y cuerpo de stripper. De verdad, el niño estaba musculado; tenía los bíceps como bolas de jugar a los bolos. Parecía el típico rey del baile de las pelis de los noventa. Un futbolista que tenía a todas las chicas del instituto All Saints comiendo de su mano.
|
El brillo travieso en su mirada me confirmó, una vez más, que la edad solo era un número. ¡Seguro que se había acostado con más gente de la que yo había besado en toda mi vida!
|
Jaime quería follarse a una profesora. ¿Y qué? Yo quería follarme a un futbolista. Éramos dos adultos sensatos conscientes de su decisión… Salvo que él no era realmente un adulto, ¿no? Y yo era cualquier cosa menos sensata por haberme metido en un lío así.
|
La guerra del fin...